La esquina de Toyo
Los olores a deliciosa comida rica y a pan recién horneado, envueltos en la fragancia de un muy cercano tostadero de café, constituyeron un sello distintivo de la esquina de Toyo, cruce de caminos entre Luyanó, La Víbora y el centro de La Habana siendo la única intersección de tres esquinas, entre las famosas. En esos años, la Calzada de Luyanó se encontraba totalmente iluminada con luces de mercurio, y la mayoría de sus edificaciones eran de mampostería con techos de placa fundida.
No sólo le dispensó lumbre particular su renombrada panadería, sino también existieron decenas de vendutas de comestibles ligeros, pues en el pequeño y mínimo negocio particular estuvo fundamentado gran parte del prestigio de esa esquina.