La fuga del presidente Fulgencio Batista de Cuba puede parecer repentino, algo de última hora. Pasar de un brindis por año nuevo a huir en un avión por tu vida. Nada pudo haber sido más inmediato. Sin embargo, Batista tuvo mas tiempo de «preparar sus maletas» Estas son las razones.
El gobierno estadounidense presidido por el Dwight Eisenhower había respaldado al gobierno de Batista desde el inicio y en 1957, Había confianza en su capacidad de mantener las riendas del acontecer en la Isla. Sin embargo, a fines del 1958 ya las circunstancias empezaron a cambiar. No obstante, en el último mes del año ya fue imprescindible actuar ante la evidente crisis del poder en la Isla. Según narra Thomas G. Paterson, a fines de noviembre se reunieron en casa de William D. Pawley, en Miami, algunos altos funcionarios del Departamento de Estado y de la CIA especializados en los asuntos latinoamericanos y analizaron la posible solución, que pasaba por la renuncia de Batista y la creación de otro gobierno que sería reconocido por Estados Unidos y al que se le daría asistencia militar. El objetivo era impedir “la llegada de Castro al poder”. A partir de esta reunión, se organizó lo que se conoce como “Misión Pawley”.
Pawley hablaba fluidamente el español el era un hombre de negocios que había sido presidente de la Compañía Nacional Cubana de Aviación –que después vendió a la Pan American Airways– y en 1949 organizó la empresa Autobuses Modernos S. A. en La Habana.
Tenía viejas relaciones con Cuba y experiencia como embajador en Perú y Brasil. También había colaborado con el senador McCarthy en la guerra fría y tenía estrechos vínculos con el presidente Eisenhower y se había reunido con Batista en otras ocasiones en La Habana, parecía ser el más adecuado para cumplir el plan que se elaboró. De acuerdo con el testimonio de Pawley, el secretario de Estado John Foster Dulles, que estaba ya muy enfermo de cáncer, lo alentó por teléfono y el Presidente consideró que era un plan atractivo para Batista quien no rechazaría tal aviso de Estados Unidos.
El ofrecimiento que se preparó para que Pawley presentara a Batista consistía en que este renunciara y saliera con su familia hacia su propiedad en Daytona Beach, sus partidarios no sufrirían represalias y Estados Unidos entregaría armas de inmediato al gobierno provisional que se organizaría, el cual prepararía elecciones libres en 18 meses.
Ese gobierno sería reconocido de inmediato por los Estados Unidos y brindaría asistencia militar. para que Fidel Castro no llegara al poder.
Estaría en manos de una junta cuyos integrantes eran: el coronel Ramón Barquín, el general Martín Díaz Tamayo, el mayor Enrique Borbonet, José Pepín Bosch, de la firma Bacardí y un quinto nombre que Pawley no reveló. La misión tendría un carácter secreto.
El Departamento ordenó al Embajador en La Habana salir hacía Washington el 4 de diciembre y el día 7 Pawley viajó con su esposa a la capital cubana. El 8 se entrevistó con el Primer Ministro, Gonzalo Güell, a quien participó su misión y la necesidad de entrevistarse con Batista, diciendo que ningún presidente cubano podía desairar a un representante del Presidente de Estados Unidos. Batista lo recibió el 9 en Palacio en una reunión que duró tres horas. El resultado fue negativo pues Batista se negó a renunciar. El Pawley atribuyó su fracaso a que se le prohibió decir que hablaba a nombre de Eisenhower. Por su parte, Philip W. Bonsal, embajador en La Habana en 1959, atribuye la negativa a que Batista dijo que solo aceptaría si podía anunciar que lo hacía a instancias de Washington, lo cual Pawley no podía aceptar. Lo cierto es que Batista no aceptó.
La negativa batistiana al plan determinó que el gobierno norteamericano actuara de manera enérgica: no podía esperar más ante el avance de las fuerzas castristas. Batista había sido un fiel aliado, pero los grupos de poder estadounidenses habían definido que no podían permitir la toma del poder por Fidel Castro y eso era lo determinante en aquel momento.
El embajador Smith fue el encargado de cumplir el mandato: el 17 de diciembre se reunió con Batista en su finca Kuquine y le informó oficialmente la retirada del apoyo norteamericano. El embajador explicó a Batista que su gobierno consideraba que él había perdido “el dominio de la situación” por lo que la única solución era un gobierno “de unidad nacional.” Ya no se le permitía el refugio en Daytona Beach, no había aprovechado la oportunidad que se le había ofrecido anteriormente.
En la madrugada del 1 de enero de 1959, Fulgencio Batista salió de Cuba con destino a República Dominicana llevándose consigo toda su riqueza. Según trascendió, Batista huyó del país con una fortuna superior a los 100.000 millones de dólares, exiliándose primero en la República Dominicana, luego en la isla de Madeira, Portugal, y por último en la España de Franco.
Fuente: https://history.state.gov/historicaldoc…/frus1958-60v06/d164