La glorieta de la punta.
Inaugurada con el nacimiento de la República el 20 de mayo de 1902. Vino a completar la nombrada entonces Avenida del Golfo, levantándose en la intersección del Paseo del Prado y el Malecón, frente a la vieja cárcel de Tacón. Y es que, dentro del plan del gobierno interventor para embellecer el litoral, se había decidido demoler el antiguo Barracón de Ingenieros, en la zona militar del Castillo de La Punta, y darle con ello mayor ensanche al Paseo del Prado. Resultado de estas obras fueron el primer monumento a los estudiantes de medicina, concluido en 1901 y en homenaje a los ocho jóvenes asesinados injustamente por el gobierno español en 1871, y esta especie de pabellón o glorieta construido para abrigar los conciertos vespertinos de la Banda Municipal.
Desde la colonia venía la costumbre de animar los espacios públicos con este tipo de bandas, baste recordar las noches de retretas que animaban la antigua Plaza de Armas, ahora sólo se dotaba de un nuevo formato.
La glorieta no era más que un pequeño templo circular rodeado por columnas, de aspecto clásico, elegante y bien proporcionado, al cual se accedía mediante una sencilla escalinata. Se construyó de hormigón armado considerándose por ello entre las primeras obras de su género en Cuba, una especie de ensayo de este sistema constructivo que comenzaba a difundirse a partir de las fábricas que los propios profesionales de New York habían iniciado en La Habana, como la quinta Las Delicias, en Palatino, y la casa de Prado Nº 48, hoy 120, ambas de la familia Abreu.
Charles Brun, francés con educación en su país y largo ejercicio en Norteamérica, fue uno de los arquitectos que más influyó en el estilo de las obras del período y quien obtuvo el contrato de la glorieta. Así, el también autor de las obras antes mencionadas, diseñaría el singular edificio que, envuelto en las personas y los coches del momento, dio la bienvenida en la capital al primer presidente republicano, Don Tomás Estrada Palma. A partir de entonces, se convirtió en un sitio popular al que acudían personas de todas las edades para disfrutar, no sólo de la retreta, si no también, de las bondades del paseo marino que se iba dibujando con la delineación del malecón, la explanada de La Punta y el nuevo parque “de los Estudiantes”, dedicado, desde 1901, a la memoria de los ocho estudiantes de medicina fusilados por el gobierno español el 27 de noviembre de 1871.
En 1926 fue necesario demolerla por dificultar el tráfico al continuarse el malecón hacia la Avenida del Puerto. El ciclón de ese año había causado estragos a la cubierta, así que maltrecha y sin aprovecharse, se eliminó por completo en 1928.