Hoy los quiero dejar con otra de las batallas que marcó un punto importante en nuestras guerras de independencia, La heroica batalla de Coliseo.
Acontecimiento
La pequeña y apacible comunidad de Coliseo, extendida a la vera carretera Central y a 130 kilómetros al este de la Habana, representa el testimonio vivo de un hecho de gran simbología política.
El suceso que allí desató las más encendidas pasiones dentro del alto mando peninsular, prueba la gloria combativa del Ejército Libertador de Cuba bajo el mando de Máximo Gómez y Antonio Maceo, y la posibilidad real de su pequeña pero heroica tropa de vencer en la lucha a la fuerza expedicionaria más poderosa desplegada por España en sus dominios coloniales.
Cuando Gómez y Maceo con menos de 2000 hombres se enfrentaban a ese enorme poder, la metrópolis disponía en Cuba de 42 generales, 119 mil soldados de todas las armas, 63 mil en el cuerpo de voluntarios, caballerías, ingenios, infante de marinas con acorazados, cruceros, artillería de plazas y de montañas, selectos grupos de explotadores, guerrillas, espías y delatores.
Sobre las tres de la tarde del 23 de diciembre de 1895, tiene lugar allí un enfrentamiento armado entre combatiente de la columna invasora de Gómez y Maceo y varias formaciones españolas. El choque puede ser descrito en dos episodios entrelazados.
Dos episodios entrelazados
El primero se reduce a un tiroteo de varios efectivos orientales, orientados por Maceo contra la guarnición del caserío, que ofrece débil resistencia, la quema del pueblo y su estación ferroviaria.
El segundo y atronador ocurre al acudir el Titán de Bronce con algunos jinetes y parte de su escolta a prevenir a Gómez de no presentar batalla en aquel escabroso sitio. En ese preciso momento, recién llegadas formaciones españolas replegadas en los cañaverales del cercano ingenio azucarero audaz, disparan a intervalo sobre las caballerías del brigadier Tamayo, el coronel Zayas y otros oficiales cubanos que habían abandonado el deshecho caserío y se lanzan contra las líneas más sólidas de la infantería enemiga.
La primera descarga simultánea de los dos batallones es estrepitosa y a continuación sobreviene un aguacero de balas. Cae muerto el caballo de Maceo y son heridos varios oficiales al pie del Lugarteniente General, entre ellos el auditor Francisco Fraxes.
Esta fase de acción, la única violenta en Coliseo, solo dura 10 minutos, afirma el general José Miró Argenter, jefe del Estado Mayor de la Columna Invasora, testigo de las campañas de Maceo y quien escribió la mayor parte de sus crónicas de la Guerra en el escenario de los acontecimientos. Sin embargo, la grandeza de estos choques radica en dos posteriores acontecimientos históricos. El primero de ellos al parecer concebidos y sin testigos por los dos héroes, es la famosa contramarcha de las columnas del Ejército Libertador, estratagema que a la postre, facilita el regreso de Gómez a las villas y el paso de Maceo hacia Occidente para extender la contienda en todo el país.
Dos regimientos
La segunda es la no asistencia al choque en Coliseo de dos regimientos comandados por los generales Prat, García Navarro, Aldecoa, Luque y Suárez Valdés, ubicados en los alrededores, con la derrota moral de España por la sorprendente retirada del escenario bélico del entonces jefe de operaciones del ejército Español, Arsenio Martínez Campos, casi de inmediato sustituido, en enero de 1896 por el sanguinario Valeriano Weyler.
A la vez que bastión militar de España, era Matanzas el asiento de las riquezas agrícolas del país, en cada finca había un destacamento enemigo, en cada pueblo un fuerte o un conjunto de ellos, trenes brindados transportando tropas armadas hasta los dientes, alimentadas con abundante vitualla y municiones.
Ese día, nadie podía impedir que el general Arsenio Martínez Campos echara mano a su revolver y se disparara un balazo en la cabeza, como dicen que el mismo sugirió y no ejecutó desde su atalaya en la cercanía de Coliseo.
Optó por abandonar el frente, regresar a La Habana en busca de reconocimiento político y volver a su país al adivinar el definitivo fracaso militar de España en Cuba. A partir de Coliseo, el mando español comprendió que la guerra para ellos estaba perdida, pero la contienda prosiguió hasta 1898.
Importancia histórica
Fue un hecho de extraordinaria importancia: asestó un golpe de muerte al poder militar, político y económico de España, que contaba con enormes recursos. Los invasores vencieron por el gran valor y la alta moral revolucionaria, por el apoyo del pueblo y por el la genial conducción militar de sus jefes, entre los que se destacaron Máximo Gómez y Antonio Maceo.