La historia de la popular cantante española de cuplé Consuelo Portela o conocida artísticamente como Chelito en su visita a La Habana en 1910.
Que manera de alborozarse los cubanos en 1910 con las presentaciones en La Habana de la cupletista española conocida por Chelito, ha pasado un siglo y todavía se le recuerda como un gran suceso teatral y como un acontecimiento nacional, pues mucho se habló de ella.
Bautizada en tierra cubana, sus padres se la llevaron a los quince días de nacida a España, donde se crió. Hubo una primera Chelito delgada y con cintura de avispa, después se ajamonaría y se robustecería, pero su rostro siguió conservando una gracia y una majeza siempre presentes; y sus kilos, nunca excesivos, al ritmo endiablado de la rumba era la perdición de los hombres.
Visitó La Habana en 1910, donde actuó en teatros durante seis meses causando sensación y opiniones encontradas. Por una parte arremetían contra ella en nombre de la moral El Diario de la Marina —conservador y españolista— la comparaba con Satanás; La otra parte era que con su belleza y pícara simpatía y al decir de sus muchos admiradores, —se le salía la gracia hasta por los poros—, la hermosa muchacha encandiló a toda La Habana, que noche tras noche llenaban el teatro para admirar el famoso baile de la pulguita, movida danza en la que La Chelito iba levantándose el vestido, enseñando parte de su provocativo cuerpo, mientras se buscaba… una imaginaria pulga, la canción decía:
Hay una pulga maligna
Que a mi me está molestando,
porque me pica y se esconde,
y no le puedo hechar mano.
Asediada por los hombres más ricos de la Isla, la Cupletista recibió durante su estancia en la capital cubana, fabulosos obsequios: coches con hermosos tiros de caballos, joyas, dinero, casas y fincas. Tan grande fue la popularidad que alcanzó en Cuba La Chelito, que los fabricantes no vacilaron en ponerles a sus artículos el nombre de la cupletista. Así, hubo cigarros y fósforos con su imagen en las cajitas. También, Corbatas Chelito y hasta un caballo de carreras, que ganaba casi siempre, llevó tal nombre. Contaba ella misma que una noche cuando iba a hacer su entrada al fondo del escenario, por la calle Zulueta, observó que un Sacerdote venía hacia ella con pasos rápidos y, como le extrañó tanto ver un cura por los alrededores del teatro, dada la mala fama que le había creado el Diario de La Marina, se le adelantó, abordándolo: — ¿Qué desea usted, padre? —le preguntó la joven. — Quiero darte un beso —respondió el eclesiástico. Entonces La Chelito, ni corta ni perezosa, le increpó, censurándolo por su conducta.
Pero él le explicó enseguida: — No os confundáis, hija mía. Solo quiero darte un beso, pero en la frente, como mi hija espiritual que eres. Soy el cura que te bautizó en Placetas.
Después ya en España se convertiría en una de las más encumbradas cupletistas de los teatros madrileños El año 1927 interpreta la película El Conde Maravillas, una película dirigida por José Buchs y que estuvo interpretada entre otros por Pedro Larrañaga, José Montenegro y Carmen de Toledo Se retiró en 1928, siendo empresaria de El dorado, que más tarde sería el teatro Muñoz Seca. Sus más famosos Cuplés fueron La noche de novios y Las pantorrillas. Fue la primera artista que se pasó al mundo de la empresa, inaugurando así una tradición que sería más tarde practicada por muchas otras. Falleció en noviembre de 1959.