La historia terrible de Miguel Pérez vs Guillermón Moncada, el duelo a machetazos más famoso de las guerras de Cuba
El duelo a machetazos más famoso de las guerras de independencia de Cuba fue el que sostuvieron en las lomas de Peladero el guerrillero Miguel Pérez Céspedes y el entonces joven oficial del Ejército Libertador Guillermón Moncada.
Miguel Pérez Céspedes nació el 18 de mayo de 1800 y desde joven entró al servicio de los hacendados de Guantánamo como rancheador. En esos avatares llevaba cuarenta años cuando estalló la primera guerra de independencia de Cuba. Este descendiente de los aborígenes cubanos se puso de inmediato a las órdenes de España y organizó las terribles Escuadras de Guantánamo que cazaron y dieron muerte como animales a los mambises de la zona y sus familias.
Para poner fin a sus desmanes, el mayor general Máximo Gómez envió a su zona de operaciones a uno de sus más valientes oficiales, Guillermo Moncada con la orden de darle muerte.
Cuando Miguel Pérez supo de la presencia de Guillermón en Guantánamo dejó un cartel clavado a un árbol con el siguiente desafío:
“A Guillermo Moncada, donde se encuentre. Mambí: No está lejos el día en que pueda, sobre el campo de lucha, bañado por tu sangre izar la bandera de española sobre las trizas de la cubana. Miguel Pérez Céspedes”.
Moncada encontró el cartel y escribió al dorso: “A Miguel Pérez y Céspedes, donde se hallare. Enemigo: Por dicha mía se aproxima la hora en que mediremos nuestras armas. No me jacto de nada; pero le prometo que mi brazo y mi corazón de cubano tienen fe en la victoria. Y siento que un hermano extraviado me brinde la triste oportunidad de quitarle el filo a mi machete. Mas, porque Cuba sea libre, hasta el mismo mal, es bien. Guillermón”.
Por fin el 26 de mayo de 1871 en las lomas de Peladero se encontraron los dos temibles adversarios. Guillermón Moncada era un joven alto y fuerte de apenas 30 años de edad; Miguel Pérez, un viejo de 71 pero diestro en el manejo del arma blanca y con decenas de muertos caídos bajo su brazo.
El combate fue terrible, un duelo singular a machetazos en medio de una guerra moderna, en el que Miguel Pérez cayó horriblemente macheteado a los pies del combatiente mambí mientras los guerrilleros de las Escuadras huían despavorido.