La ilusión duró apenas segundos. El señor Servando José Florentino Ovies y Rodríguez era un negociante español, nacido en Avilés, al norte de la península. Tenía solo 36 años, y trabajaba para la compañía familiar Rodríguez & Co., dedicada al negocio de la importación, con sede en La Habana. Aquí residía, con su esposa Eva López del Vallardo y su hijo, Ramón Servando, al momento de embarcarse en el Titanic. Abordó en Cherburgo como pasajero de Primera Clase, con el número de billete 17562, y ocupó la cabina D-43. ¿Cómo serían sus últimos momentos? Ya nadie lo sabrá. Su cuerpo fue recuperado por el Mackay-Bennet e identificado como 189MB. La ficha de ahogado apuntaba: ROPA – Abrigo Negro y el chaleco, los pantalones de sarga azul, camisa gris, marcado como J.R. Sin marcas. Fue enterrado inicialmente en el cementerio de Fairview, en Halifax, el 3 de mayo, pero luego fue exhumado y vuelto a enterrar en el Cementerio Católico Monte de los Olivos, el 15 de mayo de 1912. Cuentan que su esposa Eva presentó una demanda por 75.000 dólares por la pérdida de su vida y 2.800 dólares por la pérdida de la propiedad. No había pasajeros cubanos en el Titanic, pero Servando Jose Florentino es lo que más se acerca. Aquí vivía, y de estas tierras partió, para no volver jamás.