¿La primera embajada de Estados Unidos en Cuba?
Construida durante la década de los ’20 en el capitalino barrio del Cerro, hoy día es una edificación en ruinas. Allí viven cuatro familias cubanas, en condiciones infrahumanas.
Cuentan varios vecinos octogenarios del capitalino municipio Cerro, que esta popular barriada habanera tuvo el privilegio de contar en sus predios con la primera embajada norteamericana en Cuba. Comentan que dicha misión, construida durante la década de los ’20, estuvo ubicada en la calle Santa Catalina entre Domínguez y San Pablo, a media cuadra de la otrora Zanja Real, que es hoy un vertedero de aguas albañales.
En el lugar ahora conviven madres con niños, entre viejas columnas y paredes que amenazan con desplomarse.
El Cerro, en su esplendor
El actual municipio del Cerro surgió en la época colonial como un barrio extramuros de la capital de Cuba, San Cristóbal de La Habana. Fue el lugar preferido por la clase noble y acaudalada para levantar sus mansiones y quintas de recreo, debido a las maravillas del paisaje y al frescor del ambiente natural.
Con el paso del tiempo esta situación cambió de manera radical. Paulatinamente el Cerro se convirtió en el barrio de la gente humilde y trabajadora. A partir del siglo XX fue una de las principales zonas industriales de todo el país, y donde prosperaban de cuadra en cuadra una gran variedad de comercios. Abundaban los buenos cines, las escuelas (tanto públicas como privadas). El Cerro contó con famosos acueductos, y con la comparsa El Alacrán. Sus habitantes participaron en la construcción del Gran Estadio de Pelota, y de tres hospitales tan importantes como La Quinta Covadonga, el Centro Benéfico Jurídico para los Trabajadores de Cuba, y las Católicas Cubanas. Sin embargo, con el triunfo de Fidel Castro en el 1959, ahora el Cerro da la impresión de haber sido destruido como la ciudad de Berlín, tras el bombardeo indiscriminado de la aviación soviética y la artillería, durante la guerra contra Alemania.