<< Encarnación Aróstegui, la primera fotógrafa cubana >>
La primera fotógrafa en Cuba, conocida hasta hoy, no era cubana. La mujer que por primera ocasión tomó el oficio en sus manos y fue anunciada en la prensa como retratista al daguerrotipo en La Habana, era española.
Encarnación Aróstegui, natural de Bilbao, y nacionalizada cubana, junto a su esposo y colega Pedro Arias, establecieron en 1853 su estudio fotográfico en La Habana, en la Calle O’Reilly 60 entre Villegas y Bernaza, cerca de la Puerta de Monserrate de la antigua muralla de la Ciudad.
Encarnación se dedicaba a tomar instantáneas a otras mujeres para, como contaban en diarios de la época, evitar el rubor que sentían las chicas cuando el señor fotógrafo las tocaba empeñado en colocarlas en una buena pose.
El estudio de «Aróstegui y Arias» prestaba servicios de retratos, álbumes y publicaciones y se anunciaban en el Diario de la Marina, La Gaceta de La Habana, guías de negocios, directorios y anuarios de la época.
El 7 de febrero de 1853, el Diario de la Marina la revela como la primera fotógrafa cubana con pleno dominio de la iluminación y el cuidado del detalle en la fotografía.
Pedro Arias falleció en 1855 y su hijo Vicente se hizo cargo de la fotografía, Encarnación continuó retratando hasta 1865.
Siguieron sus huellas la joven Isolina Amezaga, famosa en la década de 1880 por sus paisajes fotográficos matanceros y Clara García retratista de la fotografía de Compostela nº 60 quién, en 1896, fue de las primeras en equipar su salón con lámparas eléctricas. Al finalizar el siglo XIX habían 6 fotógrafas cubanas.