La versátil actriz que conquistó todos los lugares del mundo en que se presento, incluyendo París y la isla de Cuba, de punta a punta…
Por. Henry Puente.
A los 79 años de edad, hasta su último aliento, está maravillosa actriz nombrada Asseneth Rodríguez, mantuvo su alegría y deseos de vivir, cuando partió hacia ese largo viaje que, tarde o temprano, todos haremos, colegas suyos y numerosas personas que sucumbieron ante su talento artístico y su condición humana, comenzaron a desfilar por la capilla mortuoria instalada en la funeraria de Calzada y K, en el Vedado, de donde saldría el cortejo fúnebre hacia la necrópolis de Colón, allí recibió su última prolongada ovación, en señal de respeto, cariño y admiración.
Nacida en Sagua la Grande, en la costa norte de la actual provincia de Villa Clara como Silveria Asseneth Rodríguez Lizama, el 20 de junio de 1934, a los 12 años de edad, ya en La Habana, debutó en un programa infantil de la emisora Mil Diez, del Partido Socialista Popular, paralelamente a sus estudios de magisterio en la Escuela Normal continuó presentándose en varias radioemisoras, su decidida vocación por la actuación la llevó a integrar en 1958 el grupo Prometeo, uno de los reductos del teatro de arte de la época.
Durante los años sesenta fue una presencia clave en el movimiento teatral cubano y comenzó a incursionar en el cine y a sistematizar su labor en la pequeña pantalla, merecedora del Premio Nacional de TV por la obra de la vida, en ese medio Asseneth desarrolló una intensa labor en telenovelas, teleteatros y programas de variedades, huella perdurable suya podrá hallarse en el cine, con memorables intervenciones en los filmes Un día en el solar, Patakín, María Antonia, Retrato de Teresa, Guantanamera y Las profecías de Amanda.
Desde su adolescencia, su carrera comenzó a expandirse de forma vertiginosa, cuando ingresó con 16 años en la televisión y comenzó a demostrar en la pequeña pantalla y también en el teatro y más tarde en el cine, así como en otros espectáculos, los amplios registros de una actriz que se desdoblaba entre la comedia y el drama, y que además cultivó con verdadera maestría el arte difícil y complejo de la declamación.
Conlleva imposible olvidar, que con los poemas de Nicolás Guillén y de otros grandes líricos cubanos, Asenneh llevó a los más diversos y heterogéneos públicos, el lenguaje de la poesía, capacitada por sensibilidad, inteligencia y cultura, para trasmitir las sutiles emociones de la naturaleza humana.
En numerosas agrupaciones teatrales cubanas dejó su huella, y especialmente, en el Conjunto Dramático Nacional, donde dio vida a muy disímiles personajes, como aquella inolvidable nodriza suya del Romeo y Julieta de William Shakespeare, posteriormente, fue comediante del Teatro Musical de La Habana y del Grupo Buscón, con esa singular potencialidad suya de asumir los más diferentes autores y obras, tanto del repertorio cubano como universal, clásicos y contemporáneos. El cabaret no le fue ajeno, incursionando en más de una decena de espectáculos, como primera figura, en los más importantes centros nocturnos de la isla.
La amada y popular actriz falleció el 4 de agosto del 2013, como ya se ha mencionado anteriormente, contaban con 79 años de edad, ocurrió en la capital a le que tanto le regalo con su trabajo y presencia, La Habana, como dispuso aún en vida, su cuerpo fue cremado, no obstante, su legado como la grandiosa artista, que sin duda fue, seguirá vivo por siempre, es justo que sea así ¡ Se lo ganó con creces !…