<< El 24 de septiembre, día para celebrar a la Virgen de las Mercedes en Cuba >>
La Virgen de la Merced, o Nuestra Señora de las Mercedes, o la Virgen de las Mercedes, como se le nombra en Cuba, es una de las advocaciones de la Virgen María.
En las imágenes se representa con un manto blanco, el Escapulario de la Orden de la Merced, cadenas rotas y el grillete.
La Virgen de la Merced es patrona de los presos o cautivos injustamente,
también se le conoce como la Reina de la paz
El apelativo de Merced o Mercedes se refiere a la “misericordia”, y se remonta a la antigüedad del siglo XIII cuando la Virgen se le aparece a Pedro Nolasco y lo anima a seguir liberando a los cristianos esclavos de los moros, quienes saqueaban las costas y se los llevaban a África.
En 1696, el Papa Inocencio XII fijó el 24 de septiembre como la Fiesta de la Virgen de la Merced en toda la Iglesia, la devoción se extendió por América, donde es venerada la Virgen de la Merced, sobre todo en Perú, el país latinoamericano donde se reúne la mayor cantidad de fieles, cada 24 de septiembre, para celebran esta fiesta en honor a la Madre de Jesucristo.
En Cuba, especialmente en La Habana, el culto a la Virgen de las Mercedes se realiza sobre todo en una de las iglesias más notorias de la capital, la de Nuestra Señora de la Merced. El templo fue construido en una plazuela que permite apreciar la fachada barroca y el nicho y se caracteriza por no tener campanario.
El 31 de enero de 1867 se inauguró el nuevo templo, en la calle Cuba, en el barrio de San Isidro, justo en la parte antigua de La Habana Vieja.
La sobriedad de la fachada contrasta con el esplendor del interior.
La mayor atracción de esta iglesia es su decoración interior con pinturas murales realizadas por artistas cubanos de reconocido prestigio entre los que figuran Manuel Lorenzo, responsable de la sección principal, y Juan Crossa, quien decoró la cúpula y los bordes superiores de las bóvedas del Altar Mayor.
Es muy frecuente encontrar en la capilla, a los devotos que se postran ante la Virgen de las Mercedes, en el Altar Mayor, profiriendo plegarias o peticiones por algún familiar, o ser querido, enfermo o en cautiverio y todo ello se demuestra con mayor fervor, precisamente, cada 24 de septiembre.