Las perfumerías en Cuba.
Hola amig@s😉saludos 🙋♂️sabian q en cuba llegó a venderse en la joyería habanera “L'Trianon”, el perfume más caro del mundo, “Joy”, de Jean Patou, surgido en la década del 30.😳👌💪
En fin😉 teniendo en cuenta los calores 🌞🌝☀️q estan haciendo ultimamente😳 aprovecho para regalarles 🎁 esta super espectacular👌 y olorosa😍 publicación✍ sobre la historia de :👇
😍⚘🌹🥀El perfume🥀🌹⚘😍
En nuestra Maravillosa 🤩Cuba 🇨🇺de otros tiempos 😍
El cubano siempre ha gustado vestir bien y oler bien. Antes, incluso muchos de ellos, para perfumarse, preferían las colonias, porque según decían, "olían a limpio". Lo cierto es que se cuenta que cuando las mujeres pasaban caminando o sacaban su pañuelo, un aroma delicioso inundaba el ambiente. Incluso existen anécdotas comentadas por “los mayores”, refiriéndose a personas que preferían ir bien vestidas y perfumadas… que comer😳
Durante todo el siglo XIX, en Cuba predominó la perfumería europea, representada fundamentalmente por Francia, y en menor medida por Alemania y España. En la Isla se podían encontrar productos franceses en todos los establecimientos de ventas de perfumería, farmacias y casas particulares donde vivían los agentes exclusivos de venta de estos productos, quienes además eran sus representantes en el país. No obstante, se distribuían recetas para hacer preparados en la casa, con flores del jardín y del campo, a través de diversos medios de comunicación, principalmente prensa escrita y radial.
En 1860 se inauguró, con capital español, la primera fábrica de cosmética y productos de aseo de Cuba: “Sabatés”, cuyo dueño fue Juan Sabatés. Tres años más tarde, en 1863, se fundó “Crusellas”, cuyos dueños fueron los hermanos Crusellas. Aunque pueda parecer falta de originalidad al nombrarlas, así era la costumbre de la época. Ambas fábricas que formaron los primeros “Grandes Consorcios Cubanos”, tenían sus fábricas en el Cerro, en la capital del país y comenzaron haciendo solo jabones. Mientras, las cubanas continuaban perfumándose con productos europeos.
Las Casas parisinas establecidas en La Habana desde el siglo XIX y que vendían líneas completas de una misma marca de productos eran sobre todo: “Guerlain”, “Molinard”, “Vivaudou” y “Pompeia”; además en las perfumerías y droguerías se vendían: “Floramye”, “Coty”, “L.T.Piver”, etc. La mayoría se encontraba en el centro de la ciudad, y las damas que vivían en el interior y querían tener acceso a estos productos, los tenían que mandar a buscar a La Habana o directamente a Francia.
Entre los perfumes preferidos estaba “Guerlain”, casa radicaba en la calle Prado, entre Colón y Refugio. La clase media cubana se debe haber aficionado a este perfume cuando el fabricante francés hizo más accesibles sus precios en el mercado mundial y lanzó su famosa colonia “Jicky” en 1889. La recomendaban a mujeres intrépidas, deportivas y jóvenes. Pero esas características no condicionaron su uso… todas se consideraban, al menos, jóvenes.
Al instaurarse la República en 1901, aparecen una enorme cantidad de productos norteamericanos que invaden el mercado, la cultura, el vestir, y el idioma. Y para legitimar su presencia en Cuba le pusieron la coletilla “de Cuba” a todas las empresas y establecimientos que se radicaban en nuestro país:: “Revlon Overseas de Cuba”, “Compañía Mennen de Cuba”, “Avon de Cuba”, ….
Al mismo tiempo se incrementaba la producción nacional, elaborada por “Sabatés” y “Crusellas”, y de lo proveniente de farmacias como “Sarrá”, “Taquechel” y “Jhonson”; y la producción de las pequeñas perfumerías cubanas.
El siglo XX se convirtió en el siglo del boom de la perfumería, y aparecen fragancias como “Miss Dior”, y la mítica “Channel 5”; creada en 1921 por encargo de Gabrielle “Cocó” Channel, que revolucionaron el mundo de la perfumería conocido hasta entonces. Hasta el perfume más reciente, se podía adquirir en “El Encanto”, “El Palacio de Hierro”, “Fin de siglo”.. .y junto a estos también permanecieron los productos cubanos y norteamericanos, que a pesar de ser más baratos no se vendían más. Ya saben cómo somos. Y marcas como “Elizabeth Arden”, “Helena Rubinstein”, “Shulton” y “Revlon”, también aparecieron en las grandes tiendas a lo largo del país.
En 1927 surge “Gravi” el último de los tres Grandes Consorcios Cubanos, con la particularidad de que no tenía el apellido de su dueño, Ignacio López Trelles, ni radicaba en La Habana. En 1927, en la Farmacia “La Central” de Jovellanos, Matanzas, desarrolló la fórmula de “la reina de las cremas dentales”, que comenzó a comercializarse con éxito. La prosperidad del pequeño negocio creció, y en 1934 iniciaron la fabricación de perfumería. En 1936 instalaron la planta de jabón y adquirieron mejores equipos para continuar a mayor escala la producción de la pasta dental y otros artículos.
No podemos dejar de mencionar el agua de colonia, esa fragancia tan popular, que fue registrada con tal nombre como la primera marca del mundo. La idea fue de un tal Farinas allá por el siglo XVIII. Y claro está, el invento tuvo lugar en Colonia, Alemania, por lo que fue fácil nombrarla “Agua de Colonia”.
De las cubanas una de ellas trascendió en nuestras costumbres durante más de cincuenta años, precisamente: la “Colonia 1800”, de “Crusellas”, con sus dos fragancias, una de lavanda y otra de vetiver. Creo que no hubo casa cubana que no tuviese un frasco de “colonia 1800”.
El 6 de diciembre de 1927 un aprendiz de farmacéutico, Agustín Reyes, creó la fórmula para su colonia “Violetas Rusas”, quizás uno de los olores más recurrentes en nuestra memoria olfativa y cuyo lema sería "el perfume de la juventud".. .Y de la infancia, agregaría, porque no hay duda que asociamos su olor a los bebitos y niños pequeños. Debido al éxito, fundó su compañía y en sus laboratorios se crearon muchos productos que llegaron a ser popularea: “Axil”, “Agua de Portugal”, “Nuit de Samedi” y otros. El uso de la colonia de violetas en los niños se ha mantenido como una tradición entre las cubanas hasta la actualidad.
A consecuencia de la “gran depresión” en 1929 “Crusellas” y “Sabatés” se vieron obligadas a hacer alianzas comerciales con empresas norteamericanas, y “Sabatés” se convierte en propiedad de la “Procter & Gamble”, la compañía jabonera más grande del mundo. “Crusellas” hizo su alianza con la “Colgate-Palmolive”.
Marcas como “Elizabeth Arden”, “Helena Rubinstein”, “Shulton” y “Revlon”, aparecieron en las grandes tiendas a lo largo del país. Pero aún en esa época de crisis, no dejó de venderse en la joyería habanera “L'Trianon”, el perfume más caro del mundo, “Joy”, de Jean Patou, surgido en la década del 30.
Para los años 50 la oferta de perfumería era impresionante y se podían encontrar perfumes y colonias de todas las procedencias y también de todos los precios. Aguas de tocador, lociones y esencias también se vendían a módicos precios, mientras la perfumería europea se limitaba a una clientela más exclusiva. Los fabricantes tenían claro que a nuestras mujeres les gusta oler bien y ellos las complacían, y también ganaban.