<< Los restaurantes de Prado y Neptuno >>
La esquina de Prado y Neptuno ha sido, desde tiempos inmemoriales, uno de los rincones más céntricos de La Habana.
Un lugar que está inscrito de forma indeleble en las crónicas de la ciudad, porque allí nació el primer cha cha cha.
En las inmediaciones del Paseo del Prado, dicha esquina ha albergado tradicionalmente a importantes centros culinarios de esta importante área capitalina: en la época colonial, la "Bodega de Alonso" propiedad, según se cuenta, de Alonso Álvarez de la Campa y su hermano, padre y tío de uno de los estudiantes de medicina fusilado en 1871.
Finalizando el siglo, su estado constructivo era precario y esto condicionó la fabricación de un nuevo edificio de tres plantas.
Ya en la primera mitad del siglo XX, en 1914, se inauguró en los bajos el Café Restaurante “Las Columnas” que debió su nombre a que en su interior existían numerosas columnas decoradas con motivos geométricos. Contó con la mejor cocina de los restaurantes habaneros de la época.
En la década de 1940 pasó a manos de otro propietario y así surge el Restaurant “Miami”, destacándose por la elaboración de platos con frutas tropicales durante todo el año.
Arriba estaban los grandes salones de una empresa que los alquilaba los viernes, sábados y domingos para celebrar bailes públicos. Y es en esta sala de fiestas que nació el cha-cha-cha "La engañadora" de la autoría del Maestro Enrique Jorrín.
Después de la Revolución, el restaurant "Miami" fue expropiado pasando a llamarse “Caracas” y después “Budapest” hasta los años 1980 en que se clausuró por las malas condiciones allí existentes.
Pasaron varias décadas para que reabriera sus puertas como el restaurante "Prado y Neptuno" que en la actualidad allí presta sus servicios.