Luis Mazzantini. "Mazatín El Torero.”
Muchas frases han sobrevivido a través de la historia de Cuba, convirtiéndose en expresiones cotidianas de nuestro lenguaje y suelen tener sus orígenes en un personaje que ha trascendido ya sea por algún acontecimiento fidedigno recogido para siempre en la memoria de los cubanos o por su forma de actuar en determinada circunstancia. Tal es el caso de “Mazzantín el torero” o Mazzantinni como realmente se llamó este señor.
Los cubanos cuando nos encontramos ante una tarea difícil de realizar solemos decir: "eso no lo hace ni Mazantín el torero" y muchos desconocen que este personaje fue muy famoso en pleno siglo XIX y que desde que estuvo de visita en nuestra isla, quedó para siempre en la memoria de sus habitantes.
Cuentan que en enero de 1887 se encontraba en la Habana Luis Mazzantini un famoso torero español, quien resultaba ser el centro de atención en las reuniones de los caballeros de ese tiempo. Se dice además que casualmente en esa misma fecha arribó a la capital cubana otra celebridad de aquellos tiempos, se trataba de la actriz francesa Sarah Bernhardt, famosa además por sus excentricidades de Diva.
El encuentro entre estos dos personajes resultó ser la comidilla de los salones aristocráticos y teatros. Tal parece que Mazzantinni, el torero quedó prendado de la actriz y no perdió tiempo en mostrar sus dotes de galán. Según cuentan la historia terminó en romance y dicen las largas lenguas de aquellos tiempos que la perfecta compenetración de la pareja estuvo dada más por la unión de sus fortunas que por la de sus corazones.
La frase "ni Mazantín el torero" se piensa tiene su origen en el valor y la destreza de este torero además de sus cualidades de galán y afortunado, tal y como diríamos los cubanos algo más o menos así como el "Bárbaro de la película".