María de la Luz Noriega Hernández, la desconocida historia de la Reina de Cuba.
Hace algún tiempo fueron hallados en el cementerio de la ciudad de Matanzas, los restos de una mujer de la que muy poco se conoce en Cuba, una luchadora mambisa con una labor elogiada por el propio Antonio Maceo pro sus habilidades en el combate. Sobre esta brava mambisa estaremos hablando en las siguientes líneas. Se trata de María de la Luz Noriega Hernández y la desconocida historia de esta Reina de Cuba.
Mencionar el nombre de María de la Luz Noriega Hernández, resulta irrelevante para los cubanos de hoy, salvo algunos historiadores y estudiosos que alguna de sus fugaces referencias, esta mujer pasa por ausente dentro del registro histórico que se enseña en las escuelas, lo que resulta una verdadera pena pues su ejemplo puede resultar inspirador para cientos de mujeres y revolucionarios.
Constituyen 715 las fichas bibliográficas de luchadores cubanos y foráneos así como grandes figuras militares las que se registran en El Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba y privilegiadamente se le dedica una a esta ilustre mujer, en la ficha parece su nombre acompañado de una escueta biografía y se registra en el tomo primero de la mencionada obra, que a su vez menciona solamente a 17 féminas con diferentes rangos militares.
El registro de este diccionario no recoge la fecha de su nacimiento pero si el lugar, la provincia de Pinar del Río, informa además que la valerosa mujer se sumó a la columna invasora en los primeros días de enero de 1896, relata textualmente su estilo magistral de manejar las armas, cualidad que le permitió no solo brindar servicios a la columna como enfermera sino estar también en las líneas de combate luchando como un soldado más.
Como curiosidad histórica, destacan en un escrito del periodista Ciro Binachi que tal fue la admiración de Maceo al ver pelear a la capitana Luz Noriega que le denominó «La Reina de Cuba´´, ella se había unido a la tropa invasora luego de su entrada a la Habana junto a su esposo el médico Francisco Hernández.
Luego de luchar en territorio habanero prestó sus servicios también a su tierra natal y contempló con orgullo como se izaba la bandera en el Ayuntamiento de la localidad pinareña de Mantua.
Consecutivamente pasó de sus operaciones en Pinar del Río a Las Villas.
Las páginas del Diccionario Enciclopédico de Historia Militar narran además sobre sus servicios médicos prestados en un hospital de campaña en la localidad de Jicarita en Matanzas donde se desempeñó de enfermera, siendo la única manera de poder acompañar a su esposo que ya era médico del afamado Ejército Libertador y se encontraba enfermo de gravedad.
Lamentablemente las tropas españolas acabaron con la vida de su compañero de luchas y ella fue tomada prisionera y enviada a Isla de Pinos donde sufrió innumerables maltratos.
A penas recibe su libertar y solo piensa en reincorporarse al Ejército Libertador, información que es aportada por el médico forense y antropólogo matancero Ercilio Vento Canosa, que se encarga de liderar hoy la enseñanza de la historia matancera a través de su puesto de Historiador de la Ciudad y quien identificó recientemente los restos de esta valerosa mambisa dentro de los mas de 200 vestigios de los veteranos de las luchas mambisas de liberación nacional que tuvieron lugar desde el año 1868 y hasta 1898, restos que son resguardados por este el Cementerio de San Carlos Borromeo desde el año 1916.
Se comenta que después de su reinserción al ejercito intentó igualmente rehacer su vida aunque ya la salud no la acompañaba y por razones desconocidas hasta nuestros días, terminó quitándose la vida el 16 de agosto de 1901.
Su vida constituye una historia desconocida y por palabras del propio historiador su muerte no ocurre cuando deja de existir físicamente sino cuando fue olvidada por la historia.