No hay ambulancias, no hay combustible, no hay antibióticos, pero no faltan recursos para vigilar y reprimir a una mujer.
Compartimos el testimonio de Carolina Barrero👇👇
Desde hace una semana el cerco policial que me mantiene presa en casa se ha recrudecido.
Ahora, para subir a verme, hay que enseñar el carnet en la puerta. Los agentes le hacen una foto, consultan y esperan la orden de “se aprueba” o no.
A los que permiten entrar se les castiga con cortes de internet y telefonía móvil. Así ha sucedido con Alfredo Martinez, Carolina Sansón y Leo Fdez Otaño, quienes a pesar de todo, han mantenido sus visitas.
La seguridad del Estado insiste en aislarme como si fuera una criminal extremadamente peligrosa. Por más de 120 días, en lo que va de año, han mantenido un cerco ilegal que me mantiene prisionera en casa y que interviene sobre cada uno de los aspectos de mi vida: los amigos, la familia, la soledad, la comunicación.
Desde el 11 de julio, por ejemplo, no volví tener servicio de datos móviles en mi teléfono; mi laptop personal desapareció en extrañas circunstancias la semana pasada, sin que la policía y los servicios de inteligencia tuvieran nada que aportar para resolver ese misterio, a pesar de permanecer vigilando mi casa día y noche.
Parece que los delitos verdaderos no interesan, persiguen al libre pensador no al ladrón. Prefieren ir contra la ley y pasar de policía a malhechor con tal de someter la libertad de expresión y manifestación; crimen mayor con el que disculpan sus diligencias.
No hay nada que justifique los 120 días de prisión domiciliaria que entre abril/mayo, y ahora desde junio, he cumplido en lo que va de año. Tampoco los secuestros, los registros sin orden judicial, las desapariciones de objetos personales, los cortes de internet, los múltiples interrogatorios, amenazas, golpes y falsas acusaciones.
Queremos un estado de derecho y
justicia social que reconozca la pluralidad de la sociedad. Queremos juicios justos para los presos, con acceso a una defensa en la que se puedan presentar pruebas, testigos, argumentaciones, con un jurado y un juez imparcial que no responda a la ideología de ningún partido sino al imperativo sin ideología de la Justicia.
Las amenazas de pasar más tiempo en prisión, sea en la prisión de mi casa o tras las rejas, no van a dar con mi silencio.
El derecho a la libre movilidad (artículo 52 de la Constitución), los datos móviles cortados, las pertenencias incautadas y desaparecidas, no son moneda de cambio de nada, son mi derecho y mi propiedad, y es la seguridad del Estado y sus agentes, quienes vulneran varios artículos del código penal al retenerlas.
En la foto un cambio de patrulla reciente y la permanencia de un vigilante en su silla.
Compartido por India Taina