“No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista… ”,
Existen muchísimos refranes que se utilizan casi a diario. Por ejemplo, cuando se expresa que “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, seguramente se está ofreciendo aliento ante alguna situación de desgracia con la esperanza de que no sea duradera.
,Se trata de un dicho que encierra mucha sabiduría. Es que, en efecto, o bien el mal (La enfermedad) acaba con el cuerpo, antes de llegar a los cien años, o el cuerpo se rebela y derrota al mal que lo aqueja.
También se usa con un matiz irónico para expresar, que no debe uno desesperarse cuando sufre inevitablemente una circunstancia dificil, pues lo lógico es que esa circunstancia acabe desapareciendo.
Todo el mundo sabe que nada dura eternamente, y no hace falta que nadie le diga a uno que sus males terminarán algún día, matiz cuyo exacto entendimiento posiblemente dependa de cada cual, pero se puede decir que en términos generales es el de que se expresa cierta burla fatalista, con un fondo de pesimismo, por el hecho de que, según a uno le parece, la cosa va para largo, es decir, que el mal de que se trate, el que motiva el uso del refrán, en opinión de uno va a durar y no se puede saber cuánto, pero en cualquier caso demasiado. Y ya que no se puede hacer nada para evitarlo, pues por lo menos se lo conjura, frase con la que uno, sin excesivo entusiasmo, quiere animarse a sí mismo y/o animar a otro u otros en una situación de penalidad prolongada…..