<< La última crítica artistica de Martí >>

No menos valioso que otros aspectos de la obra literaria de José Martí es su crítica de arte.
Que Martí tenía interés especialmente por el arte de la pintura, queda demostrado por el número y la calidad de los artículos que le dedicó, pero, además, no olvidó recomendar a Gonzalo de Quesada en su carta-testamento, escrita mes y medio antes de morir (Montecristi, 19 de abril de 1895). que sus artículos sobre Pintura se incluyeran en el tomo VI de sus obras, según proyectaban publicarlas, junto con los de Letras y Educación.

José Martí hizo referencia en su última critica al destacado pintor santiaguero, paisajista por excelencia, José Joaquín Tejada Revilla la cual se publicó en el periódico Patria el 8 de diciembre de 1894.

Comenzó ese trabajo señalando: “Pocas dichas hay como la de hallar mérito superior en un hombre que ha nacido en nuestra tierra, porque el placer de amar el mérito es más vivo cuando nos viene de quien padece de nuestra propia humillación, y con su valer nos la levanta y redime.”

Martí exaltó la gran labor de Tejada y afirmó que el pintor de Cuba “si va a Barcelona, no pinta ocios o tentaciones, que son útil lisonja al vicio, pródigo con quien la cosquillea y excusa, sino la gente triste de la ciudad, de blusa o capa ruin, o de pañuelo y cesta, que en el azar de un sorteo busca alivio a su vida áspera y ansiosa”.
Y agregó : “…de Cuba pinta a un negro, roto avinado, a otro de África, cano y nudoso, y de ojos como iracundos y proféticos: y si copia un paisaje criollo, de la naturaleza abandonada es, con la luz rica perdida en el jardín deshecho, y la casa y la casa desierta y miserable”.

Martí admiró sus obras en una exhibición de obras suyas en la ciudad de Nueva York , y de manera especial su más relevante cuadro el titulado “La lista de la Loteria”, también conocido como “La confronta”.

Esta fué la producción cumbre del paisajista santiaguero Este cuadro le mereció el segundo Premio en un concurso realizado en Barcelona, España, en el año 1893. Es un cuadro de grandes dimensiones. Un óleo sobre lienzo cuya magnitud alcanza los 265 por 193 centímetros. Se localiza en la actualidad.
Y en relación con dicha obra Martí también manifestó:
“Por el aire fresco y libre, por el color ameno y natural, por la soltura y propósito de los detalles, con ser todos de mérito saliente, es menos notable el vasto cuadro que por la piedad y sentido de las figuras, en que el artista adivino pone la historia toda, agitada o sumisa, y el carácter típico de cada variedad social, y por la gracia y levedad de la obra entera, y la elegancia con que, sobre una esquina cubierta de elocuentes carteles, agrupa los personajes vulgares.”

Marti aseguró en la parte final del trabajo que elaboró en torno a ese artista cubano:

“ …. Ámese al artista nuevo de Cuba, al que padece de la pena humana, y no tiene pinceles para los vanos y culpables de la tierra, sino para los adoloridos y creadores.”