("¡Oh, madre, mi María") – José Martí
Madre mía de mi vida y de mi alma,
Dulce flor encendida,
Resplandeciente y amorosa gasa
Que mi espíritu abriga:
Serena el escozor que siento airado,
Que tortura mi vida,
¡Qué tirano!
¡Que sidera el alma mía!
¡Se rebela, maldice,
No quiere que yo viva
Mientras la Patria amada
Encadenada gima!
Un gran dolor la sigue
Como al hombre la sombra fugitiva,
Y los dos me acompañan
Junto con la fatiga.
Mata en mí la zozobra
Y entre las nubes de mi alma brilla…
¡El peregrino muera!
¡Que la Patria no gima!
José Martí
Publicado en la Revista Universal el 25 de marzo de 1875