**Panteón de Catalina Lasa en el Cementerio de Colón**
Se encuentra ubicado en la avenida que se extiende desde la puerta norte del cementerio hasta la Capilla Central. La obra fue erigida para cobijar los restos de Catalina Lasa, quien murió en 1930, apenas 13 años después de conocer a Juan Pedro Baró en una fiesta a la que ella fue del brazo de su esposo, Pedro Estévez Abreu.
Al morir Catalina, Pedro pidió que fuera embalsamada. Su entierro se produjo en el año 1932, en La Habana, en este panteón construido para el matrimonio en el Cementerio de Colón.
El mármol blanco de la construcción vino de Bérgamo en Italia; la puerta era de ónix o de granito negro, con un bastidor corredizo de bronce grumoso, recubierto de fino cristal negro, trabajado en relieve por René Lalique y traído de Francia para la decoración de la tumba.
La puerta tiene grabada en su mitad superior una cruz que se dice fue pedida por Catalina para que custodiara su última morada. La cruz está orlada por cenefa de rosas que irradia muchos rayos sobre los cuerpos de dos querubines arrodillados. Estos ángeles muestran un cierto matiz egipcio.
Hay numerosas leyendas en torno a la capilla. Cuentan que, junto a la tumba de Catalina, su esposo colocó un ramo de esas rosas confeccionado con piedras preciosas, y que a determinada hora del día los rayos de sol traspasan cristales e iluminan de modo peculiar la tumba. Estos mitos se han visto reforzados por la circunstancia de que no se puede acceder a su interior, pues, por deseo expreso de Baró -que también fue enterrado en esta capilla 10 años después de enviudar-, ambas tumbas fueron clausuradas con losas de hormigón fundido in situ para evitar fueran profanadas; la puerta fue igualmente clausurada.
Desafortunadamente, los vándalos, atraídos por la codicia que despiertan los rumores sobre un lujoso enterramiento, han profanado el panteón extrayendo del mismo muchos objetos de valor.
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