<< “Dos gardenias”, un estándar de de la Música Latina >>
Pese al paso de los años hay canciones que han resistido modas y vaivenes musicales, pues ya están instaladas en esa especie de dulce limbo, por encima del tiempo.
Resulta maravilloso seguir escuchando, por ejemplo, cualquier atardecer, en
la penumbra y si es posible bien acompañado, una de las joyas del bolero: “Dos gardenias”.Aquel que popularizaran Antonio Machín en y Daniel Santos:
“Dos gardenias para ti / con
ellas quiero decir / te quiero, te adoro, mi vida. / Ponle toda tu atención /
que serán tu corazón y el mío. / Dos gardenias para ti / que tendrán todo
el calor de un beso / de esos besos que te di / y que jamás encontrarás / en
el calor de otro querer…»
Fue compuesto por Isolina Carrillo (La Habana, 1907–1996) , dedicado a su esposo, que era barítono, Guillermo Aronte. Un bello presente, aunque lo más habitual solía ser que el le dedicara a su amada un poema. No había impudor en esa dedicatoria, en la que simbólicamente le ofrecía un regalo floral como expresión
de sus sentimientos. No recordamos nada parecido en una compositora.
Se había iniciado en una orquesta familiar tocando en los cines de películas
mudas. También cantaba. Y había pertenecido a un septeto femenino, Las Trovadoras del Cayo, en alusión a su barrio habanero.
Ella no dio a conocer “Dos gardenias” pues prefirió que se estrenara discográficamente en la voz de un especialista en boleros de Puerto Rico, Daniel Santos (1916 –1992) el cual llegó a ser un
cantante de música hispanoamericana muy apreciado en Nueva York, donde empezó a vivir a partir de 1930. Fue algunas temporadas la voz solista de la Sonora Matancera, famosa orquesta que había sido creada como sextetoen 1924 por Valentín Cané en la ciudad cubana de Matanzas. También lo contrató como cantante Xavier Cugat para su no menos conocida orquesta de ritmos tropicales.
Además de las creaciones de Daniel Santos y Antonio Machín, “Dos gardenias” tuvo versiones magníficas de Pedro Vargas, Jorge Negrete, Toña
la Negra y Nat King Cole, por citar sólo las más destacadas. En cuanto a Isolina Carrillo nunca volvió a escribir un bolero de tanta repercusión.
En los últimos años de su vida, cuando acababa el siglo xx, se ganaba la vida regentando un restaurante. ¿Adivinan cómo se
llamaba? Dos Gardenias, claro…
Aquí la versión de Daniel Santos:
https://youtu.be/XlW-v_8Int4