Quien ve a su pueblo en desorden y agonía, sin puerta visible para el bienestar y el honor, o le busca la puerta, o no es hombre, o no es hombre honrado. El que se conforma con una situación de villanía es su cómplice. Es su cómplice el que considera insuficiente o imposible el remedio que pregona, y con la mentira en el alma, continúa proclamando el remedio insuficiente e imposible. La tiranía no se derriba con los que la sirven con su miedo, o su indecisión o su egoísmo. – José Martí