Quienes terminaron siendo conocidos simplemente como
Por. Henry Puente.
«Los Diablos» fue una agrupación cubana hoy completamente olvidada, que en su momento tuvieron enorme repercusión, habían comenzado siendo el trío Los Melódicos, junto a Esther Lazo (Esther Monzón es su nombre real) y en sus inicios su fuerte eran las baladas, se inclinaban a ciertas imitaciones del entonces famoso quinteto argentino Los Cinco Latinos, incluso, llegaron a grabar un único disco de vinilo extended play para el sello Rialto, una minúscula disquera, cuyo dueño lo era también del cine de igual nombre, y disponía de un minúsculo estudio en la misma cuadra donde se ubicaba el cine, en la calle Neptuno entre Prado y Consulado, temas como Romance de Amor y Si alguien,formaban parte del repertorio de baladas.
Hasta que la música prohibida y condenada al ostracismo en Cuba, la fiebre del rock- and-roll se le metió en los cuerpos, entonces pasaron progresivamente a versiones de slow rock, la chica abandona el trío y los llamados Diablos Melódicos comenzaron a hacer temas más duros al estilo de Bill Haley y sus Cometas, Elvis Presley, Neil Sedaka, Paul Anka, y otros.
Era el año 1960 y Mario Rodríguez, primo hermano de Richard, sobrino del tresero mayor Arsenio Rodríguez, y músico de diversos formatos, los presenta en varios clubes y sitios de posible contratación hasta que pueden debutar en el club Intermezzo, en Refugio entre Prado y Zulueta, donde los domingos se producían descargas memorables, por las que pasaron desde Juana Bacallao hasta Freddy, para 1962 se presentan, por breve tiempo, en el Salón Panorámico, espacio de música recién creado en lo que fue la sala de juegos del cabaret Tropicana.
Interesado por el trabajo de Los Diablos, sobre quienes le habían ya hablado, una noche acudió a verles un joven de privilegiada voz de contratenor, recién llegado de Portugal tras cumplir contrato como cantante en el Casino de Estoril, para más señas, de nombre Ignacio Elejalde, nadie más y nadie menos que quien pocos meses después sería una de las voces del inolvidable e inmortal cuarteto Los Zafiros, en ese momento, la proyección armónica del dúo se iba enriqueciendo con arreglos para grupos de pequeño formato que realizaba el propio Richard, quien era músico de conservatorio.
Así, poco a poco, pudieron hacerse acompañar por otros músicos en diversos sitios, por ejemplo, en el cabaret Venecia, en Santa Clara los acompañó el grupo de rock Los Fantasmas, que en aquel espectáculo tenía a un jovencísimo Enrique Pla en la batería, y quien aún hoy recuerda su trabajo conLos Diablos Melódicos.
En 1962, ya el rock y el twist en Cuba ganaban cada vez más adeptos y copaban ciertos espacios musicales, dominados por el famosísimo Luisito Bravo, Los Astros de Raúl Gómez, y por Los Diablos Melódicos, también se destacaban Dany Puga, quién sería el primer intérprete de twist, Ricky Orlando, Jorge Bauer, Pedrito Tamayo, Lita del Real, la que más tarde se haría muy conocida por su interpretación de La muchacha de la valija, el dúo de Dino y Freddy, entre otros.
Algunos sellos disqueros habían avizorado un filón comercial en este boom de los “pepillos” del rock-and-roll, tan temprano como en julio de 1960, el sello Maype graba a Dany Puga en su éxito “Muñequita”, la marca Velvet, por su parte, firma a Luisito Bravo como artista exclusivo, a partir de su éxito en programas de televisión y en el Show de las 7 de Radio Progreso, obteniendo un descomunal triunfo musical con varios temas.
En octubre de 1962 Los Diablos Melódicos ya hacían lo suyo en el club Olokkú, situado en la esquina de Calzada y E, en El Vedado, para ese entonces ya había un movimiento de rock muy fuerte encabezado por Luisito Bravo, aunque en las noches rockanroleras de La Habana el que más brillaba era Luis Bravo, que tenía en el Cabaret Nacional en Prado y Neptuno su cuartel general, seguido por Raúl Gómez(Mirtha y Raúl) con Los Astros y Los Diablos Melódicos que capitalizaban la atención de su fanaticada en el Olokkú, allí hacían uno de los dos shows nocturnos cerca de las doce de la noche, más tarde, recorrían después la corta distancia hasta Le Mans, donde alternaban con cantantes y bailarines.
Fue en una de esas noches calurosas que son descubiertos por los hacedores de la infame película «Soy Cuba», que aún estaba en proyecto de filmación, en mí opinión una de las peores, si no la peor, de la cinematografía cubana, que eran Mijail Kalatozov, Serguei Urusevski, Evgueni Evtushenko y el resto del equipo soviético de realización cuando llegaron por primera vez a La Habana de 1963, y procedentes, justamente, de aquel Moscú que ya sabemos el horror que era y que no creía en lágrimas, además, que obviamente intentaba a duras penas, en medio de un largo período post-bélico, desembarazarse de los traumas mutilantes y devastadores legados por un pasado demasiado inmediato para haber transcurrido del todo, el mismo equipo soviético, también asistieron para ver a La Lupe quedando fascinado con la seducción, la voz y el estilo de la colosal cantante, que ya entonces, con esa tremenda voz con la que vino al mundo, soltaba los zapatos y amenazaba con taconazos a los asiduos al club La Red, intentaron por todos los medios contratar a La Lupe para que apareciera en la desastrosa película, algo que sí consiguieron hacer con Los Diablos, aunque por alguna razón, probablemente su intención de salir definitivamente de Cuba, La Lupe al final no pudo aparecer en Soy Cuba.
La frenética presencia del rock-and-roll en ciertas zonas de La Habana nocturna, y su impacto en grupos crecientes de jóvenes, sería lo más identificable con el pasado capitalista destinado a ser barrido por las revoluciones, tan lejano de Moscú, y tan cercano de La Habana.
Al fin Los Diablos grabaron con sonido directo durante el rodaje de las escenas del bar, que existía dentro de la película, lo hicieron en el estudio de Prado 210, el antiguo estudio del Canal Escuela de Televisión expropiado a Pumarejo y que se estrenaba como estudio de sonido del ICAIC, Chucho Valdés también participó, después declaró lo difícil que les resultó sincronizar música e imágenes del rodaje, con dos cantantes que se estrenaban en estas lides cinematográficas y musicales.
Después de aquel descalabro de Soy Cuba, y durante todo 1963 y parte de 1964, Los Diablos continuaron siendo muy populares, se presentaron en clubes, salas y teatros del país a donde muchos de sus seguidores acudían para disfrutar de sus versiones en español de temas icónicos del rock-and-roll y algunos de autores cubanos, así siguieron con su música en otras partes, hasta que uno de sus integrantes fue convocado al ejército en 1964, en el primer llamado del recién inaugurado Servicio Militar Obligatorio y el dúo llega a su fin, nada quedó de ellos, solo el recuerdo de unos pocos historiadores de música, cincuentaiocho años después de que dejaran en el celuloide el único registro de sus voces e imágenes que se ha conservado del que fuera el famoso conjunto LOS DIABLOS…