RAQUEL REVUELTA, LA REINA DEL DRAMA.
Corría el año 1978 y estaba yo de noche en la Terminal de Trenes esperando para irme a una escuela al campo, me divertía con mis amigos, en los altoparlantes de la terminal dijeron un, atención por favor, dejamos de hablar, una voz gangoza dijo: » va a empezar la novela» , en aquel entonces con mis 16 años eso no me importaba, pero teniendo poco que hacer, miré uno de los televisores en blanco y negro de la época.
Salió un locutor escuálido, demacrado, pero con una voz impresionante: «La televisión cubana presenta Doña Bárbara » entonces la vi por primera vez , era una mujer que rozaba los 50 años, trigueña, impresionante, de esa madurez que da la edad y esos últimos vestigios de una belleza particular .
Mirándola me di cuenta que de solo ver su rostro y los cambios de expresión uno ya sabía lo que diría después, su faz cambiaba según el tono de su voz, supe entonces que estaba viendo a una de las mejores actrices de todos los tiempos.
Nació en un ambiente familiar muy pobre, hija de Silvia Planas y Vicente Revuelta, español de origen, tuvo un hermano con el mismo nombre que su padre, que después sería un gran actor y dramaturgo, ellos se refugiaron en las Sociedades Españolas y se nutrieron de las actuaciones de aficionados de sus padres, Silvia era buena en esto, pero poco a poco lo dejó para dedicarse a la familia, años más tardes con 60 años saltó a las tablas a petición de sus hijos, ya dos consagrados e hizo carrera.
Nos cuenta Raquel «(…) A recitar aprendí con mi padre y de la mano él mismo me llevaba a los concursos de aficionados, La Corte Suprema, La Escala de la Fama, los del Teatro Martí…sola no habría ido nunca porque la timidez en mí es casi una enfermedad”
¿Cuándo es el principio de uno en el arte? No se puede marcar, no tiene un día preciso. Pudiera ser a los cinco años cuando recitaba en el balcón de la casa o cuando me presenté a los trece en un concurso de aficionados. No puedo hablar tampoco de una vocación. (…) Hubiera querido ser pediatra. Me atraía mucho la medicina, buscaba, por ejemplo, un bicho y lo estudiaba, lo analizaba…”
A la pregunta de cuando pensó en ser actriz respondía:
«No tuve tiempo para pensar en eso, cuando pude hacerlo ya era actriz, a los trece años mi papá me impulsó a ello. Precisamente en estos días encontré una carta de Marcelo Agudo, un actor de radio muy famoso de cuando yo era niña, por la cual se ve que mi padre me llevó hasta él para que opinara sobre mis condiciones histriónicas. No podía ser otra cosa que actriz, pero la verdad creo que a mí no me interesaba mucho”
“(…) al ser consciente de cuánto entrañaba esta carrera y que seguirla constituiría un reto a mi carácter y mi voluntad…” la acepté, porque “(…) cuanto más descubría las dificultades del oficio, mas me interesaba. Lo tomé en serio, como debe tomarse todo trabajo y por ese camino…llegué a ser actriz”
“(…) La timidez se pierde cuando subo a escena, ahí dejo de ser yo misma para convertirme en otra persona, pero los minutos anteriores a mi entrada transcurren como una verdadera tortura. La tranquilidad que logro cuando ya estoy actuando, ese estado de suficiencia momentánea con el cual soy capaz de imponerme al nerviosismo, debe ser parecido al de los condenados a muerte unas horas antes de su ejecución…”
Su hermano Vicente también contaba :
(…) no sé por qué motivo había una gran programación de aficionados en todas partes. Entre esos programas había uno en el Teatro Martí, e íbamos Raquel y yo, mi papá nos llevaba, y una vez canté mientras Raquel recitaba (…) Después de eso venía lo que se llamaba La escala de la fama, que no era teatro, pero era la cosa en vivo, el espectáculo, donde había aficionados y una especie de gancho que se llevaba a la gente cuando hacía algo mal. Yo me daba cuenta de que aquello no tenía como base un propósito artístico, nosotros lo hacíamos bien, pero el propósito allí era comercial. Era ganar la jaba que te daban con los productos, porque éramos bastante pobres”
Raquel se presentó en “La Corte Suprema del Arte” en varias ocasiones. La primera fue el 22 de julio de 1938 donde obtuvo el segundo premio.
Nunca pudo olvidar aquel instante… “en aquel momento tocaban una campana y ya, te sacaban, pero no sé, tuvieron consideración, esperaron, me calmé y pude decirla, por cierto, recordaba que la poesía se llamaba “La Nochebuena” y ella la consideraba muy “picúa·”
A insistencia de su padre se presentó de nuevo en marzo 4 de 1939 y esta vez sí obtuvo el Primer Premio, a pesar de contar solamente con trece años de edad.
(…)“El primer profesor de actuación fue mi padre, a él le debo la idea de que un actor es un humilde transmisor de imágenes que enriquecen la vida de otros seres y al propio tiempo la suya propia.”
Enriqueta Sierra era una profesora de actuación muy respetada en el mundo artístico, Raquel se dio cuanta que necesitaba clases pero era muy pobre, la maestra le hizo unas pruebas y la aceptó gratis.
“(…) Enriqueta, mi segunda maestra. Me dio las herramientas indispensables para organizarme técnicamente, pero lo mas importante a mi entender fue la formación ética que adquirí junto a ella para quien un artista debía reunir mas virtudes que virtuosismo.
Por la profesora pasaron Rosita Fornes y Gina Cabrera, ella hizo mucho teatro antes de llegar a la televisión, aprendió el arte de la actuación a fondo.
«Tuve mi primer hijo, Heriberto, con dieciséis años y sé lo que es pasar necesidad. Yo estaba embarazada cuando andaba por ahí por los campos, actuando en grupos que hacían giras por el interior del país …y mucha gente tuvo que ayudarme entonces, hasta darme un vaso de leche, porque no había comido…. »
Poco a poco su impresionante belleza y sus grandes cualidades como actriz la van acercando a la naciente televisión y la radio, relata:
“(…)…comencé en los medios haciendo solo comerciales. Hubo uno, de la colonia 1800 de Crusellas, que me hizo alérgica a esa colonia. Iba tres veces al día a la emisora a decir “Felicidades Pepito, mira lo que te traigo” y con su ingenio habitual añadía “Solo de oler la colonia me desmayaba”
Durante los años 1948-50 fue contratada primero por la RHC Cadena Azul, luego por el Circuito CMQ y mas tarde por Unión Radio. Las radioemisoras, ansiosas de alcanzar un elevado índice de audiencia se la disputaban.
A principios de 1950 Raquel participa en la filmación de una película cubana, que algunos consideran la más importante de la época , se trata de “Siete muertes a plazo fijo» , años después la disfrutariamos en su historia en «Lucia» y su antológica frase «…dame un ramo de gardenias mamá » o en » Un hombre de exito».
Sus novelas patrocinadas por Palmolive y Camay fueron de leyenda, llevo tres veces a la pantalla a Doña Barbara , muchos países del mundo la vieron actuar en sus teatros.
Con la fundación del grupo teatral » Teatro Estudio» en el año 1957 junto a su hermano, reafirmó una vez más que todo aquel que deseara dedicarse con dignidad a la actuación, tenía que necesariamente beber de las aguas teatrales.
Es este un homenaje a una de nuestras divas de la actuación, una mujer que marcó toda una época y fue un punto de referencia para muchos en las artes dramáticas.