Roderico Neyra (Rodney), el gran coreógrafo del cabaret Tropicana
Le dedicaré a Roderico Neyra (Rodney) el gran coreógrafo del cabaret Tropicana, una página por separado pues en un momento determinado logré conseguir algunas viejas fotos que estaban en manos de un amigo cercano, algunas muestran sus pasos en el mundo artístico dentro del cabaret Tropicana, en realidad pienso que quizás gusté conocer un poco más sobre la anecdótica vida de Roderico, aunque sea una pequeña biografía, o tal vez, una escueta reseña sobre su trayectoria artística, pero a estas alturas no pude encontrar más elementos.
Cuándo se habla del cabaret Tropicana hay que hablar de Rodney y sobre Tropicana se ha escrito mucho, Incluso, hallé una sección de fichas del casino dónde existe una página dedicada por completo a ese gran orgullo cubano que representa ese cabaret, dónde esbozamos una corta historia sobre su creación y desarrollo, también sobre los pasos de Rodney dentro de ese establecimiento, desafortunadamente, de las grandes producciones que dirigió, las relaciones que mantuvo con artistas y empresarios, existe poca información y pocos testimonios gráficos.
Actualmente (algo casi desconocido) existe allí un salón con su nombre, no obstante, la cuestión es cómo se comportó ante muchas cosas, por ejemplo, se sabe con certeza que actuó en el teatro Shanghái, donde creo » El Ballet Negro de Rodney”, también que dirigió a las míticas “Mulatas de Fuego”, trabajó con enorme demanda y éxito en el cabaret Sans-Souci, etc. Y como por entonces no era tan famoso, son pocos los testimonios que han quedado para la posteridad, por ello nos resulta tan difícil alguna descripción cuando nos enfrentamos a fotos de esa época, de todas formas, haremos un esfuerzo e incluiremos alguna información, cuando tenía cuatro años estudio en Perpignand, más tarde continuó sus estudios en París, existe una fotografía de ese momento que pondré.
Posteriormente, resulta en extremo difícil encontrar datos con precisión, la leyenda ha tejido sobre esté famoso personaje decenas de anécdotas, las cuáles pertenecen al imaginario artístico popular, para bien y para mal, se sabe que a muy temprana edad, 18 años, se convierte, sin destacar, en un adecuado bailarín, aún sin poseer una sólida formación académica técnica, su aprendizaje fue casi empírico, nada destacable, debido a que sus padres muy prejuiciados, como casi todos los de la época, no podían aceptar que su hijo se dedicará al mundo del espectáculo, aún así, aunque de forma oculta, Federico se impuso comenzando a ejercer esa anhelada profesión.
Ya trabajando, muy pronto, descubre que padece la enfermedad de la lepra, algo que lo estigmatiza de por vida e intenta ocultar hasta el último momento de su vida, a pesar que, según avanzó el terrible mal se le hizo imposible ocultarlo, asimismo, deriva con un extraordinario talento para la dirección escénica y sobre todo para el montaje coreográfico, convirtiéndose rápidamente en el profesional más admirado, adulado y respetado por toda América Latina, parte de Los Estados Unidos y casi imprescindible para los propietarios de los grandes y lujosos cabaret cubanos, siendo extraordinariamente muy bien pagado.
Al unísono de todo esto, cuentan las decenas de estrellas que laboraron para él, artistas de inmenso prestigio junto a codiciadas modelos y prestigiosos bailarines, que se tornó un hombre cruel, sádico y notablemente déspota, le encantaba humillar a quiénes le servían, mayoritariamne, se volvió un adicto en canjear puestos de trabajo dentro de su show por favores sexuales, actitud muy frecuente en el ámbito teatral, las modelos narraban, como siendo un empedernido fumador, se olvidaba de tener el cigarro entre los dedos hasta el punto de comenzar a quemar la piel, cosa que al padecer lepra, no percibía, provocando que en plenos montajes coreográficos, se percibieran el olor a carne quemada salido de sus manos.
Desarrollo un desmesurado nepotismo, favoreciendo incondicional e injustamente a los artistas que consideraba sus amigos o sencillamente le complacían mucho, como era el caso de las divas Olga Chaviano, Celeste Mendoza o Celia Cruz, adoradas por él. El tiempo no limo su capacidad, si no todo lo contrario, llegando a tener un dominio sobre el escenario como nadie lo ha conseguido hasta el día de hoy, en lo época, consolidó ser el hombre más poderoso dentro de los espectáculos nocturnos, una palabra suya más que orden era ley, podía quitar y poner a su antojo, sin que nadie lo contradijera, su poder en el universo del espectáculo llegó a ser infinito, fue temido y odiado con la misma fuerza de nunca ser amado.
Al llegar el año 1959, aunque paulatinamente, las cosas comenzaron a cambiar para Rodney, a pesar de ello, insiste en permanecer un año más en Cuba, al mismo tiempo, ya su enfermedad había hecho grandes estragos en su cuerpo y, cada día que transcurría, le resultaba más difícil ocultarlo, muy al principio de la década del 60, cuando comienzan todas las intervenciones revolucionarias, decide emigrar, primero pasa una temporada en la ciudad de Miami, más tarde, viaja por otros países, hasta que finalmente decide pernoctar y quedarse a vivir en México, allí hizo su último trabajo junto al famosísimo conjunto «Las Mulatas de Fuego» exitosa agrupación que él mismo había creado y dirigido en 1947.Por esa triunfante entidad pasaron varias generaciones de diferentes mestizas, quiénes más tarde, muchas de ellas, se consagrarían como auténticas divas en el firmamento de la música popular, las últimas integrantes, junto al notorio grupo, también se anulan de la escena junto con la desaparición física de su creador.
Ya en su final permanece aislado, casi en completo anonimato, la razón que explican sus contados biógrafos es, que detestaba lo viesen en su muy notable deterioro, incluyendo, que para ese momento, ya había perdido la mitad de su cara, falleció un tiempo después (1968) escondido en un total ostracismo. A pesar de todo, conlleva algo trascendental e innegable, la historia de los cabaret en Cuba está muy ligada a Rodney y sería imposible contarla ¡ SIN EL REINADO, GRANDEZA O PROTAGONISMO, QUE RODERICO NEYRA ALCANZÓ !…
Por. Henry Puente.