¿Sabias Que? Casi todos los productos de aseo se producían en Cuba.
Para empezar, antes de que los Castro asaltaran el poder en 1959 y comenzaran la guerra contra EE.UU., al confiscar propiedades estadounidenses por valor de 1,800 millones de dólares, en Cuba se producía la inmensa mayoría de los productos de aseo, limpieza e higiene que se consumían. No había que importarlos. Varias grandes fábricas habaneras, Crusellas, Sabatés (fundadas en el siglo XIX) y los Laboratorios Gravi entre ellas, se encargaban de producirlos. Crusellas (800 trabajadores) estaba asociada con la compañía estadounidense Colgate-Palmolive, y Sabatés con Procter and Gamble. Crusellas producía en la isla los jabones Candado, Palmolive y Hiel de Vaca, la pasta dental Colgate; el limpiador Ajax; Kolonia 1800 y Myrka; agua de tocador Rhum Quinquina (para el cabello); agua de violetas Lavanda; champú Halo Colgate, así como desodorantes, brillantina, polvos y talcos.
Había además en el mercado cubano los detergentes FAB, Tide, Ace y Lavasol, los jabones Rina, Camay, Heno de Pravia, Suave, Oso, Tornillo, Llave, Elsa; Glostora (para el cabello), la pasta dental Gravi, y otros productos de alta calidad elaborados en Cuba. Sin contar los importados.
Quienes tienen más edad, como yo, recordamos, con musiquita y todo, muchos comerciales en la TV y la radio. Además, Cuba estaba entre los líderes de Latinoamérica en técnicas publicitarias. Recuerdo bien aquello de “Ponga el Oso a trabajar”, “Rina es duro, duro de verdad”, “Jabón Camay, embellece desde la primera pastilla”; la “sonrisa Colgate”, “Jabón Candado, con pirey y fuerza blanca”; “El nuevo Ajax, limpiador perfumado”; Lavasol da blancura de sol”, “Ace hace de todo”, y muchos otros.
Por Roberto Álvarez Quiñones.