¿Sabias Que? El 9 de febrero de 1897, estando en Sancti Spíritus, provincia de Las Villas, “el más capaz de todos”, como decía Maceo, le envía una extensa carta a Grover Cleveland, presidente de Estados Unidos, con el propósito de que ayude a los cubanos y salvar lo poco que le quedaba al país, devastado no sólo por la tea incendiaria de Gómez y Maceo, sino además, por la reconcentración de Valeriano Weyler, todo para despojar a los campesinos de sus propiedades y obligarlos a servir a un ejército que rechazaban. Cuando Gómez pidió a Estados Unidos que detenga la crueldad de España en Cuba, estaba pensando a favor de los cubanos. “Donde está Gómez -decía nuestro José Martí- está lo sano del país”.
Su despedida no deja lugar a dudas. Corona tu honorable historia como estadista con un noble acto de caridad cristiana. Dile a España que el asesinato debe cesar, que la crueldad debe cesar, y pon el sello de tu autoridad en lo que dices.
Sus palabras finales nos dicen de su buen corazón y de la lucidez de su mente:
“Miles de corazones invocarán bendiciones eternas en tu memoria, y Dios, el supremamente misericordioso, verá en ellas la obra más meritoria de toda tu vida.”
“Yo soy tu humilde servidor” Máximo Gómez