San Luis Beltrán, el santo que invocan los cubanos para curar el mal de ojo 👁🙏😇⛪🤓
Uno de los santos católicos al que dedican los cubanos sus plegarias cuando de tratar el mal de ojo se trata es San Luis Beltrán.
El santo nació en Valencia, España en 1526 y tuvo una vida nómada, pues predicó en el nuevo Mundo y regresó a su ciudad natal para morir el 9 de Octubre 1581.Sus padres fueron Juan Beltrán y Juana Ángela Exarch. A través de su padre se relacionó con el ilustre San Vicente Ferrer, el gran taumaturgo de la Orden Dominica.
Cuentan de San Luis Beltrán que era un santo muy milagroso y que realizó muchos prodigios. Puso fin a pavorosas sequías y sólo con bendecir los árboles conseguía que estos dieran frutos. Aseguran que, como Jesús, caminó sobre las aguas, curó a los enfermos sólo con la oración, tenía el don de lenguas y aunque predicaba en español los indios americanos le entendían en su propio idioma.
San Luis Beltrán fue beatificado por el Papa Paulo V en 1608; Alejandro VII lo declaró Patrono de Nueva Granada y finalmente Clemente X lo canonizó en 1671. Dependiendo de la Bibliografia unas dicen 1696, 1691.
En Cuba se le invoca mediante una oración para evitar el mal de ojo. Sus devotos afirman que este tratamiento es muy efectivo, pues basta leer dicha oración por tres días seguido de forma repetida y, por muy poderosa que sea la maldición, siempre el santo consigue echarla del cuerpo del doliente.
Es común en Cuba que los creyentes acompañen la lectura de la oración con gestos que dibujan la forma de la cruz en el aire frente al rostro del afectado para que el remedio sea aún más efectivo.
La naturaleza de la solicitudes a San Luis Beltrán resulta en la Isla una peculiar mezcla sincrética de las tres vertientes de la religiosidad del cubano: el espiritismo, en este caso el cruzado, la Regla de Ocha y el catolicismo.
Es conocido que los espiritistas y los practicantes de las religiones de origen africano consideran que, mediante la lectura de esta oración, se ponen en contacto con espíritus y divinidades.
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