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SUFRIÓ LAS TERRIBLES NUBES NEGRAS DEL BALLET NACIONAL DE CUBA, REPLETAS DE VERG – Nostalgia Cuba


SUFRIÓ LAS TERRIBLES NUBES NEGRAS DEL BALLET NACIONAL DE CUBA, REPLETAS DE VERGONZOSAS INJUSTICIAS….

Por. Henry Puente.

La preciosa bailarina que ganó la Medalla de Oro,1973, en el Concurso Internacional de Ballet en Moscú, después de eso, tardó 10 años para que la hicieran primera bailarina y poder bailar, ocasionalmente, algún que otro protagónico, pero
¿ Porqué sucedió eso ?
¿ Quién tuvo la culpa ?

La danza es la ejecución de movimientos que se realizan con el cuerpo, acordes a la música que se desee bailar, es una forma mágica de expresar sentimientos y emociones, a través de gestos finos, armoniosos y coordinados, todas esas características y cualidades están muy bien representadas en la ex-integrante del Ballet Nacional de Cuba Amparo Brito, quien tal vez sea físicamente, la bailarina más perfecta que haya integrado las filas del Ballet Nacional de Cuba, ella, junto a las grandiosas Ofelia González y Rosario Suárez, forman la famosa trilogía de las llamadas «Tres Gracias».

La generación de bailarines donde están insertadas las «Tres gracias», a la cual también pertenecen nombres tan gigantescos de la danza cubana como Caridad Martínez, Jorge Esquivel, Mirta García, Dagmar Moradillos, Fernando Johnes, Lázaro Carreño, Andrés William etc. Le tocó sufrir todos los avatares y maltratos posibles que puede tener una estrella de ballet.

A pesar que para esa época, tanto la prensa más prestigiosa, unida a los críticos más exigentes del Mundo aclamaban sus nombres, y haciéndose eco de ello estaban The New York Times, Los Angeles Times y el Washington Post, especialistas de la talla de Clive Barnes, Walter Terry, Irene Lidova, Anna Kisselgoff, Donna Perlmutter o Bengt Häger, unos y otros reconocieron el dechado y virtuosismo de estas tres maravillosas bailarinas nombradas Amparo Brito, Ofelia González, Rosario Suárez y algunos de los otros mencionados, muy en especial el de Caridad Martínez y Jorge Esquivel.

Aunque en está reseña, en particular haré una especial atención a lo sucedido con la excelsa artista Amparo Brito, ya que referente a su pasó por la danza ocurrieron situaciones desastrosas que prácticamente anularon toda posibilidad para hacer la carrera que merecía y podía por poseer condiciones excepcionales, unido a un talento natural propio. Grandes ciudades, junto a colosales compañías danzarías anhelaron e insistieron tenerla en su nómina sin conseguirlo, sin embargo, en su intentó solo encontraron obstáculos y traspié, hasta que cesaron por cansancio sin lograrlo.

Amparo Brito, independiente a contar con la ansiada, deseada y prestigiosa Medalla de Oro moscovita, máximo reconocimiento que anhela tener todo artista dedicado a la danza clásica, la cual no posee ninguna otra bailarina cubana y muy pocos en el continente americano, es cierto que la consiguió, aunque siempre hubo intriga y confusión por la parte Soviética, ya que a última hora, resultando ineludible no entregarle la medalla de Oro a la cubana, que había arrasado durante todas sus presentaciones, inventaron dentro de la categoría de premiaciones otorgar una nueva llamada «Grand Prix», dandóselo a la rusa Nadezha Pavlova, era su costumbre, quedar siempre primeros aunque fuese con manipulación, así fue el final del » Segundo Concurso Internacional de Ballet en Moscú».

Era el modo como funcionaba ese espantoso sistema, ya había sucedido antes con la primera bailarina Loipa Araújo, en el trascurso del primer concurso en 1969, cuándo le arrebataron el Oro y tuvo que conformarse con La Medalla de plata, para entregársela a Malika Sobirova de Tayikistán (URSS), en todos los sentidos la Soviética fue inferior a la gran estrella cubana, algo que la Araújo siempre supo porque trascendió muy obvio, siendo un gran desatino el resultado final. Lejos de la prensa y fuera de las luces la excepcional Loipa, muerta de risa, lo confesaba con honestidad a sus amigos más íntimos. Además, fue fácil de comprobar cuando tuvimos la oportunidad de ver bailar en La Habana a Sobirova «El Lago de los cisnes» dejando mucho que desear.

También Amparo Brito obtuvo galardones tan prestigiosos como «La más excelente participación individual”, en el Concurso Internacional de ballet en Japón, dónde en forma categórica por parte del jurado, arrasó de manera unánime en votos, recibiendo la máxima puntuación de los 7 miembros que lo conformaban, entre ellos los famosísimos Galina Ulánova, Yvette Chauviré y Tadatsugu Sasaky (creador y director de la compañía de ballet en Japón).

Más tarde, sucedería lo mismo en Brasil, a pesar de llegar tarde al concurso y solo poder presentarse en la dos últimas rondas competitivas, debido a problemas logísticos del viaje, la Brito, junto al más que excelente Lázaro Carreño, recibieron al unísono, la Medalla de Oro por pareja e individual, ella el premio Marcia Haydée, él se llevó a casa el Attilio Labis, sumándose para ambos, las mayores distinciones en críticas del evento, aún así, nada pasaba en casa, nunca estuvo el propósito dentro de la dirección del B.N.C, de lucir a Amparo por el Mundo enteró, como la gran estrella de ballet que podía llegar a ser, incluso, muy cotizada económicamente, algo que muchos no supieron y nunca se dijo ni se informó en la prensa cubana.

Esto sucedió en 1983, ya tenía Amparo 32 años, o sea, muy lejos de la edad ideal con que fue a competir a Moscú cuando solo contaba con 22, sabemos que son detalles muy importantes, si analizamos en general la corta vida activa de un bailarín en los escenarios, asimismo, ya habían pasado 10 lustros de su éxito sin precedentes en Moscú.

Como anécdota curiosa se podría contar que, algún tiempo después de ganar Amparo Brito la Medalla de Oro en Moscú, fue invitada a bailar en CUBA «El lago de los cines», la artista femenina que obtuvo la medalla de bronce, en ese elenco la dirección del B.N.C incluyó a la Brito, pero haciendo una de las princesas del tercer acto del renombrado ballet, aunque en el Mundo de la danza no existe papel pequeño y todas las oportunidades son respetables e importantes, sin la menor duda, resultaba un poco humillante para la cubana estar en el escenario en esa posición, no por estrellato si no por dignidad, de ahí que planteó a la directiva le cambiaran el día para no coexistir con ella en la función, no renunciaba a bailar ese personaje, solo no hacerla coincidir, como es normal, ambas se conocían desde la fecha del concurso, una vez más la petición fue rechazada, denegada tajantemente, el argumento esgrimido por parte de la dirección consistió en decir, que Amparo Brito bailaba en una compañía superior a la de la invitada, por tanto, debía enfrentar en esa representación el pequeño rol, así fue como el Oro bailó ante el bronce casi como cuerpo de baile, mientras el tercer lugar hacía la Odette-Odile de «El lago de los cisnes» para la amargura de nosotros los cubanos, quienes nos tocó ver ultrajada a la imponente cubana, en mí opinión hecho vergonzoso.

Ahora viene lo inaudito, aún ostentando y acompañada de todos esos premios, halagos y reconocimientos internacionales, la dirección de B.N.C seguía en sus treces y consideraba no estaba apta para ser primera bailarina, tampoco a las otras dos gracias, le facilitaban la oportunidad de bailar protagónicos ¡ Increíble ! Pero cierto. De ahí sale que los fieles amantes del ballet cubano, el público en general y sus fanes incondicionales, comenzaron a llamarle en forma subrepticia las «Tres Desgracias» aunque era un epíteto mencionado solo para solidarizarse con la injusticia, conllevado por el inmenso amor que se les profesaba.

Como bien es sabido, indiscutiblemente, el universo del Ballet Nacional corrió con momentos gloriosos, muchísimo brillo y, debido a su gran calidad, gozó triunfos de antemano asegurados, no obstante, todo eso cambió sobremanera, porque a pesar de eso, no dejó de ostentar dentro de su historia terribles nubes negras, repletas de enormes injusticias, sobrada maldad, un resistente veneno que unido a considerables envidias, acumuló un sinfín de atropellos e iniquidades, que terminaron por destruir prometedoras carreras, aniquilando la posibilidad de que muchas de sus estrellas fueran reconocidas mundialmente. Conlleva muy triste, amargo y en extremo doloroso, que tanta grandeza haya fallecido de ese modo, por solo mantener el ego, egoísmo y la desmesurada ambición de unos cuantos…


La gran estrella y sublime bailarina CUBANA, máxima exponente, de todos los tiempos, en ese difícil arte

Henry Puente.

Ofelia González, está exquisita y magistral primera bailarina, también perteneciente junto a Rosario Suárez y Amparo Brito, a la dinastía de las llamadas «Tres Gracias» desde décadas atrás convertidas en leyenda, a las cuales se le otorgó tardíamente el título de primeras bailarinas en 1985, desde que entró a formar parte del B.N.C destacó por haber sido una de la mejores de su época, al extremo que fue la primera en obtener papeles importantes, más tarde sería reina absoluta en obras como El lago de los cisnes y Don Quijote, hasta el día de hoy recordada como una artista única e insustituible.

La González en muy poco tiempo se convirtió durante su trayectoria en una bailarina mítica, sólida y grandiosa, siendo adorada apasionadamente por su público hasta el paroxismo, después del retiro de la escena como danzante activa, paso a ser fuera de Cuba una cotizada maestra y directora.

En la actualidad, aún muchos piensan que Ofelia González junto a Rosario Suárez y Amparo Brito, conforman el legado en ser, junto a la presencia escénica de Alicia Alonso y las llamadas cuatro joyas, Mirta Plá, Josefina Méndez, Lopia Araújo y Aurora Bosch, las últimas grandes estrellas que tuvo a su haber El Ballet Nacional de Cuba, ya que todas ellas contaron con un nivel de entusiasmo tan alto por parte del público verdaderamente pasmoso, incluso, en cuanto a delirio se refiere, llegando a límites insospechados de veneración.

En mí opinión Ofelia González, sin ella saberlo, aportó mucho al mundo del ballet ya que cambiaría por completo el ideal físico de una bailarina, y es que hasta ese momento, a personas con su linea física, se les había considerado el estar muy lejos del aspecto ideal para realizar esa manifestación artística, no obstante, mientras bailo siempre fue muy delgada y etérea, tal vez como ninguna otra, por lo que supuso un punto de inflexión para los establecidos esquemas del ballet en Cuba, por tanto, hoy se le considera una de las mejores bailarinas dentro de la historia del ballet cubano de todos los tiempos, su perfecta técnica, unida a sus espléndidos movimientos fueron muy subyugantes y trascendentales.

La contribución de Ofelia González al ballet cubano posiblemente sea mucho más grande que la de muchos coreógrafos y otras estrellas de su generación, ya que no fue solo una exitosa y talentosa artista, sino también una inspiradora y promotora del arte, sin la menor duda, a su pasó dejó su fantástica huella en muchos países e históricamente siempre será recordada por ser catalogada como:
«LA SUBLIME Y DIVINA OFELIA»

PD: En cuánto a las protestas emitidas por la importancia de otras estrellas del B.N.C no mencionadas.
Es cierto, y estoy completamente de acuerdo que existen otras, por ej. En lo personal adoré a Marta García, quién sin duda fue una inmensa artista, pero equivocamente, en general la gente, de forma injusta, suele ignorar a Marta y María Elena Llorente, resulta increíble pero sucede así, del mismo modo, solo me referí al esquema mediático, en la reseña, eso lo aclaro bien, porque también considero que más tarde llegaron otras que ocuparon lugares cimeros, como fue el caso de Lorna Feijó, Alihaydée Carreño, Galina Álvarez, Bárbara García, incluso, en esté momento opinó que Anette Delgado y la susodicha Viengsay hasta llegar a Sadaise Arencibia, ahora ocupan un importante sitio dentro de la historia del B.N.C. Solo que repito, mayoritariamente no sucede así en la opinión global. Ahora pienso que tal vez sería muy interesante contar la historia de está iniquidad…


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