tá considerado una de las 7 maravillas de la ingeniería civil en Cuba y fue construido por debajo de la Bahía de la ciudad capital. El Túnel de La Habana es una majestuosa obra terminada en el año 1958.
Es una de las obras de la ingeniería civil más importante de la Isla y fue hecho por la compañía francesa Societé des Grands Travaux de Marseille. Se dice fácil pero no lo fue. La construcción del Túnel de La Habana, que pasa por debajo de la bahía, implicó el esfuerzo y la inteligencia de numerosos profesionales. Hubo que trabajar durante meses debajo del agua, con equipos especiales y en medio de un entorno poblado de animales como tiburones y morenas.
Antes de su construcción, los pobladores de la Habana anhelaban una vía que facilitara el tráfico hacia el Este de La Habana y hacia la provincia de Pinar del Río. Se quería evitar bordear la bahía en un recorrido de más de 20 kilómetros, por carreteras muy estrechas y con más de media hora de viaje.
Y fue en 1955 cuando llegó a La Habana la compañía francesa Societé des Grands Travaux de Marseille con la idea de construir un túnel flotante, que devendría posteriormente en el túnel que conocemos hoy. Por la parte cubana, la obra estuvo supervisada por el ingeniero José Menéndez Menéndez.
Los trabajos de construcción comenzaron el 19 de septiembre de 1955, duraron dos años, ocho meses y 12 días. Fue inaugurado el 31 de mayo de 1958 pero para lograr la obra, se tuvieron que dragar más de 250 mil metros cúbicos de rocas y 100 mil de arena. Hubo que diseñar un sistema de tubos de hormigón reforzado para soportar una considerable cantidad de toneladas de agua y se hicieron levantamientos planimétricos, altimétricos y cálculos de dibujos de terrenos. Se dice que la obra costó 35 millones de pesos contando con la autopista hasta la Vía Blanca.
El trazado del túnel corre debajo bajo la Bahía de La Habana, a una profundidad de entre 12 y 14 metros. Tiene una longitud de 733 metros, permite el paso de cuatro pistas de tráfico, tiene compuertas de seguridad contra ras de mar, iluminación interior, ventilación, sistema de protección contra incendios y un tendido telefónico con central automática de 28 pares y 7 teléfonos instalados en serie dentro de él.
Las paredes fueron pintadas color crema pastel para evitar los destellos. Tiene bandas azules trabajadas psicológica y físicamente, para que el chofer no conduzca de manera lineal. Y cada seis metros tiene dos lámparas centrales, además sistemas de alumbrado de refuerzo y emergencia. También, está diferenciado el tipo de luz en dependencia del clima y la hora, para evitar el llamado síndrome del túnel que afecta a los conductores. El túnel de La Habana posee tres entradas y tres salidas, capacidad para 6 000 vehículos por hora, más de 300 lámparas de iluminación y fue catalogado por el estudioso Jacques Boudet como una de las grandes obras de la humanidad, en su libro The Great Works of Mankind (Londres, 1961). El Túnel de La Habana aparecía junto a obras trascendentales de la historia como la ciudad de Machu Picchu, el Alhambra de Granada, la Gran Muralla China y la Ciudad Prohibida, el cable trasatlántico, el Canal de Suez y el puente de Brooklyn.
Si antes se tardaba media hora en llegar al este de la ciudad, hoy un automóvil, a 60 kilómetros por hora, puede, a través del túnel, llegar al otro extremo, en solo 44 segundos.
El túnel de La Habana no es el único de la ciudad. Hay dos más, pero este es el más grande de la ciudad y fue un proyecto revolucionario en su momento.