Tina Morejón, la reina de los bandidos de Cuba
Santo Domingo en la antigua provincia de Las Villas comenzó como una pequeña y pobre colonia llamada Nueva Bohemia, la actual Santo Domingo, donde se trabajaba exitosamente la agricultura y en particular se daba el mejor tabaco de la zona. En ese lugar tranquilo, aparecieron por los entonces espesos montes de maderas preciosas cercanos al lugar, un despunte de bandolerismo como nunca antes se había visto. En toda la zona, entre las dos costas, eran pocas las fincas de terratenientes que no hubieran sido víctima de los bandidos, los que se llevaban el ganado, asaltaban y robaban o secuestraban a cambio de un rescate, por lo que era rara la noche en que no hubiera un hecho criminal, mientras que los autores se evaporaban y las autoridades no encontraban a nadie. Eran los tiempos en que el bandolerismo tomó auge en las provincias de La Habana, Matanzas y Las Villas.
Los bandoleros estaban rodeados de aventuras e historias que mezclaban la verdad y la leyenda, por una parte daban pavor y por otra eran admirados por la población, porque en cierto modo era una forma de luchar contra el abuso del gobierno colonial.
Pero nuestra historia comienza con un próspero campesino conocido por Don Silverio, que por su fortuna tambien tenia propiedades en Cienfuegos y que vivia en el campo, donde tenía varias amantes en las cercanías, vio que una noche se aparecieron seis facinerosos, que el creia ladrones de gallinas o puercos, al frente de los cuales iba una mujer vestida masculinamente con aspecto de marimacho con revólver y puñal al cinto, la que con un mando energico le exigio dinero. Pero Silverio, el citado campesino, invitó a la mujer a que tomara café, algo sagrado en Cuba y que no se puede rechazar.
Los bandidos iban con antifaces cubriendo casi toda su cara y bajaron del para exigir lo pedido, mientras Silverio se encandiló con la mujer, la que le recriminó el por qué la miraba tan fijamente y si la conocía. – Quisiera conocerte, -respondió el hacendado, a lo que le contestó la bandolera: -pues buscame por esos montes, que allí estoy.
Silverio le dijo que le señalara un sitio que al día siguiente le entregaría personalmente y con gusto el dinero pedido. La jefa de los bandidos le citó para un lugar pero le advirtió que fuera solo, de lo contrario su vida correría peligro.
Se trataba nada menos que de Tina Morejón, y si Manuel Garcia fue el rey de los campos de Cuba, esta villareña lo igualó en fama, pero varias décadas antes.
Al día siguiente, impactado por la personalidad de la jefa bandida, Silverio se encaminó rumbo al lugar acordado con las onzas de oro exigidas. Pero al viajar pocas leguas y mucho antes del lugar de la cita, un esclavo salió del monte y le pidió le siguiera, llegado a una hacienda, donde le esperaba una hermosa mujer vestida al estilo de las campesinas cubanas, de la que pudo ver que era muy hermosa, mucho más de lo que había visto la noche anterior.
La mujer, que se identificó como Tina Morejón, se negó a tomar el dinero, pero Silverio la convenció de que lo repartiera entre su banda. Silverio se hizo su amante y nunca la traicionó, pero las autoridades, con tropas llenas de malhechores, y como ocurre casi siempre gracias a delatores, fueron tras Silverio y lograron capturar a Tina, en momentos en que ya el amor del hacendado estaba en vías de regenerarla y hacerla salir de ese estilo de vida.
Parece que una indiscreción de Silverio, al que un amigo le confiesa su felicidad y su romance clandestino, llega a oídos de las autoridades españolas, las que ordenan vigilar discretamente al hacendado para dar con el paradero de la más buscada bandida de la región.
Tina fue llevada encadenada a La Habana y el fiscal le pidió la pena capital, mientras que don Silverio trató de comprar su libertad, pero sin éxito. Movió Silverio mucho dinero y todas sus influencias para evitar su ajusticiamiento y hasta su fuga, pero solo logró que en lugar de ser ejecutada, fuera deportada a Cádiz y cumplir la condena de lavar la ropa del ejército de por vida.
Y queda en el terreno de la leyenda el que Don Silverio llegara a España antes que la deportada y allí logró comprar las libertad de Tina y se fugaron juntos y otros aseguran que en una fuga de película, ya en el mar Mediterráneo, Tina se lanzó al mar desde el vapor que la llevaba al destierro, para aparecer años después como jefa de una banda de forajidos en la isla de Córcega. Pero la verdadera leyenda, esa que hizo que se hablara de ella, ya la había tejido en Cuba.
Lo que sí se puede asegurar, como cuenta Álvaro de la Iglesia, en sus “Tradiciones Cubanas” y ubica los acontecimientos a principios de los 1820, que Tina llegó a ampliar no solo su zona de acción geográfica, sino también su temeridad y valentía, lo que la llevó a que fuera conocida como “La Reina de los Bandidos” en Cuba.
Lo cierto es que Doña Leonor Morejón, una mujer de buena posición social con una extensa hacienda en la costa al este de la bahía de Matanzas, era conocida popularmente como Tina Morejón y comenzó a ser perseguida al acusársele de ser jefa de una banda que dio muerte a un rico hacendado villaclareño, Francisco Arencibia. Tina fue famosa por sus apasionados romances con varios personajes. Tina estuvo casada con su primo hermano José Emeterio Morejón, capitán de las huestes españolas y sospechoso de chantajear a autores de crímenes.
Se dice que Tina tuvo relaciones con José Joaquín Clavel, un asesino catalán, que junto con Tina crearon toda una pantalla de ser abolicionistas, por lo que se dice que fueron detenidos y ajusticiados.
Una curiosidad es que el teniente Pedro González Abreu fue el encargado de la instrucción de este caso y su condena. Pedro tuvo tres hijas y una de ellas suprimiría su apellido paterno y sería conocida como la gran patriota y filantropica Marta Abreu.
Y la historia más aceptada es que tras su aventura con Clavel, Tina fue condenada en 1843 a cumplir prisión en el destierro, en Ceuta y regresó a Cuba donde murió en Guamutas en 1858 a los 56 años de edad.🇨🇺
Publicación de Angela Rosa Arias
Fuente: Tina Morejón, la reina de los bandidos de Cuba.