Todos conocemos la frase muy cubana: “La hora de los mameyes”
Veamos como surge:
En 1762 los ingleses toman La Habana, principal ciudad de la metropoli española en la isla de Cuba y los capitalinos comienzan a llamar a los invasores de forma jocosa “mameyes” por el color rojinegro de sus uniformes.
Resulta que el uniforme de ceremonia y el de batalla se distinguían por tener una casaca roja y se dice que era para cubrir la sangre de las heridas, y hacerle creer al enemigo que los soldados de la corona de Inglaterra eran inmortales.
Cada noche eran cerradas las puertas de la muralla, tras el cañonazo de las nueve y el patrullaje nocturno en las calles habaneras crecía. Entonces nació la frase “La hora de los mameyes”en franca alusión a los soldados de casaca roja y pantalón negro en las rondas callejeras.
Ahora para el cubano actual puede ser también un momento que se evade con absoluta tranquilidad espiritual, sin conflicto alguno de conciencia, aunque a la hora de los mameyes llueva a cántaros, caigan truenos de punta y hasta un ciclón nos deje como el gallo de Moron, sin plumas y cacareando, y sencillamente, al mal tiempo buena cara, algo que nos caracteriza. No lo creen?…