Tren Mambí: la increíble mansión rodante.
El «Vagón Mambí» fue construido en Estados Unidos, en 1900, junto a otros dos similares. Además de esta tríada no hay otro diseñado con este modelo en el mundo, pues solo se fabricaron los números 97, 98 y 99 a petición del dueño de la Pennsylvania Railroad Company, para ser usado por altos ejecutivos y personalidades de la política.
El diseño del vehículo de 80 toneladas de tara, logró distribuir el espacio de manera que tuviera todas las comodidades de una vivienda: sala de protocolo, comedor, cocina, cuartos, baños y una pequeña terraza donde caben cuatro personas sentadas. Uno de los vagones quedó bajo la propiedad de la compañía norteamericana, hoy se exhibe en el Museo Ferroviario de Pennsylvania, y el otro, nombrado «Dorado», prestó servicio en México al representante de la compañía en ese país. Este lujoso vagon se localiza detrás de la iglesia de la Plaza de San Francisco de Asís, en la pequeña calle Churruca, cerca de donde estuvo la sede de la primera Cámara de Representantes de la República.
El tren cubano fue el denominado con el número 99 y llegó a la isla en 1912, a bordo de un ferry proveniente de la Florida como parte de un servicio intermodal que existía. Fue destinado a la Cuba Railroad Company, que dominó las vías desde Villa Clara (centro) hasta oriente del país, y su presidente Horatio S. Rubens acostumbraba a inspeccionar las propiedades en la isla cómodamente instalado en el coche.
Rubens fue abogado del Partido Revolucionario Cubano (PRC), fundado para luchar contra el colonialismo español, y amigo del escritor y patriota José Martí. Por eso el coche fue bautizado con el nombre que se le daba a los combatientes independistas criollos: Mambí.
Horatio S. Rubens también era cercano a Tomás Estrada Palma, el líder del PRC luego de la muerte de Martí en la guerra. Cuando Estrada Palma se convirtió en el primer presidente de la nueva República de Cuba independiente, Rubens le facilitó el acceso a todo el país mediante el vagón.
Algunas fuentes afirman que la práctica comenzó con Estrada Palma. Lo cierto es que otros mandatarios cubanos lo utilizaron, como José Miguel Gómez, Mario García Menocal, Alfredo Zayas y el dictador Fulgencio Batista. También Fidel Castro viajó a bordo del «Mambí» durante los primeros años, luego del triunfo revolucionario de 1959.
Cuando se entra pudiéramos creer que nos encontramos en algunos de esos coches aparecidos en las películas del lejano oeste norteamericano, donde viajaban los magnates que querían conquistar la tierra de los indígenas hasta llegar al océano Pacífico. ¿Y si el bandido Jesse James saltara de pronto por la ventana? Es que todo está bien conservado, parece listo para llevarnos en un viaje por el tiempo.
Fuente: OnlineTours