Trinidad Lagomasino, “La Solitaria” una de las grandes espías de la Guerra Necesaria
Muchas son las mujeres cubanas que colaboraron en las luchas y guerras de independencia junto al Ejército Libertador y aún permanecen en el anonimato hasta nuestros días por la historia nacional y los libros.
Tal efecto sucede al mencionar el nombre de Trinidad Lagomasino Álvarez, también conocida como La Solitaria, sin embargo su significativo aporte durante la Guerra Necesaria contra el dominio español la convierten en una de las mujeres más valiosas para la historia de Cuba.
Nacida en Sancti Spíritus el 20 de noviembre del año 1862, aunque en algunos libros se dé como desconocida esta fecha, fue hija de un militar español y una dama espirituana criolla.
Su inspiración para incorporarse a las tropas estuvo influenciada en gran medida por la unión de su hermano Luis, en los tiempos en donde la mujer era considerada solamente un objeto decorativo en los hogares. Su apoyo a las fuerzas independentistas en la propia finca de su esposo el Sr. Rafael Madrigal de la Cruz en Quemadito fue significativo para los preparativos y el resultado de las acciones.
Muchos estudios plantean que debido a su clase social esta mujer hacía gala de su apatía política, aspecto que le permitía además de su excelente figura y nivel cultural, participar en las veladas donde tenían lugar importantes conversaciones entre funcionarios y miembros del ejército español, de esta manera recopilaba información que luego enviaba a las tropas independentistas en un sobre que lacraba con el sello que hacía alusión a la valija diplomática de su esposo.
Este matrimonio y su aporte fueron muy valiosos para las tropas mambisas que se nutrían de su aporte a la vez que daban fe de su patriotismo hasta el día que fueron descubiertos por las tropas españolas y perdieran todas sus propiedades después de ser quemadas.
Desde ese entonces la labor de Trinidad estuvo dirigida a buscar apoyo de todos cuantos quisieran ayudar en la conformación de una red de cooperación, su labor con fines de aunar se expandió a lo largo de la Isla y sus servicios como correo militar beneficiaron a las tropas que se encontraban en las provincias del occidente y centro del país.
La más importante misión de esta red de colaboradores consistía en la atención a la familia de los combatientes de esta contienda, además resultaban vínculo directo entre el extranjero y el interior del país a través de la transmisión de la correspondencia que se envía tanto por vía directa como por el consulado de los Estados Unidos.
Asimismo, tramitaría la correspondencia del exterior, por vía directa o a través del consulado de los Estados Unidos, donde trabajaba su cónyuge.
Una riesgosa tarea la de esta mujer, bella por demás, según se afirma la de trasladar mensajes del extranjero hacia su patria y viceversa.
Muchos aseguran que le viene bien el distintivo de La Solitaria pues siempre actuaba sola y tuvo el mérito de ser la mensajera personal de Máximo Gómez, a pesar de todas las medidas que tomaba, lo peligroso de su labor causó que fuera delatada al enemigo, pero pudo huir e incorporarse por completo a las tropas del Ejército Libertador.
Su misión era muy importante, pues en enlace con los diferentes círculos patrióticos del país permitió organizar la distribución de armas, medicamentos y la recaudación de fondos que ayudara a los huérfanos y viudas de guerra.
Puso sus fuerzas en función del cuidado de los afectados en las batallas y los enfermos, pero de igual manera tomó las armas en la mano cuando se hizo necesario.
Muchos aseguran que su labor al lado de Máximo Gómez fue tan estrecha que él mismo la tratara como a una hija y obtuvo los grados de capitana de las propias manos del Generalísimo.
Su muerte aún permanece en misterio, en el anonimato, muchos libros recogen que fue en el año 1929 pero otros la enmarcan en el período comprendido entre 1902 y 1958.
Fuente:
https://www.todocuba.org/la-solitaria-la-desconocida-historia-de-la-primera-mujer-espia-cubana-en-las-guerras-de-independencia/
Revista Bohemia del 12 de marzo de 1911. Articulo “La mujer cubana en la Revolución”. Autor: Enrique Ubieta. Página 530.