TV CUBANA: “El Cabaret Regalías” vs. “Jueves de Partagas”.
El programa más popular de la televisión cubana en la década de 1950 fue el “Cabaret Regalías”, que transmitía CMQ-Canal 6. Lo conducía, cree recordar quien esto escribe, el actor Rolando Ochoa y lo patrocinaban los cigarros Regalías el Cuño. Cuando esa marca cigarrera dejó de pagar el espacio, en 1954, el programa, patrocinado entonces por los cigarros Edén, empezó a llamarse Casino de la alegría y siguió gozando del favor del público. Nada le arrebataba la teleaudiencia, ni la Escuela de Televisión, de Gaspar Pumarejo, que salía al aire por las noches a través de Tele Mundo-Canal 2, ni el béisbol televisado.
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Escribe historiador Díaz Ayala que los miércoles, que era cuando se transmitía el programa, las entradas de las salas cinematográficas bajaban en un 40 por ciento, y en el interior del país, los pobladores que carecían de electricidad se movían hacia donde la hubiera para no perdérselo.
A este le pisaba los talones en cuanto a popularidad otro musical, “Jueves de Partagás”, que salía también por el 6 y animaba el gran actor Enrique Santiesteban. En su libro Televisión: ángel o demonio, Josefa Bracero expresa que en marzo de 1952, en la primera encuesta seria de la TV cubana, Cabaret Regalías se situó como el programa más visto, con más de 64 por ciento de teleaudiencia. Solo una vez Jueves de Partagás se le fue arriba y por poco margen.
JuevesdePartagasArmandoBianchi-viPROGRAMA JUEVES DE PARTAGAS.
Todavía en 1959, el Casino de la Alegría, con un 55,6 por ciento, encabezaba la lista de los 25 programas de mayor teleaudiencia. Le seguía Jueves de Partagás, con 46,5 por ciento. Venían detrás Aquí todos hacen de todo, que patrocinaba el detergente Ace y animaba Germán Pinelli; y los humorísticos Garrido y Piñero y El show de Pepe Biondi. Martes, miércoles y domingos de amor Palmolive alcanzaba un 34,5 por ciento, y el Noticiero CMQ de la noche aparecía en el número 20 de las preferencias.
Entonces las series norteamericanas preferidas eran, en este orden, Rin-Tin-Tin, Patrulla de caminos, La ley del revólver y El llanero solitario.
Casino de la Alegría dejó de salir en 1961. Afirma Josefa Bracero que el 22 de febrero de ese año el Circuito CMQ y sus empresas, previa consulta popular, comenzaron a retirar sus anuncios comerciales y que el 27 de marzo siguiente fueron los funerales de la radio y la TV comercial en todo el país.
Entre el 12 de Enero de 1959 que fue intervenido El Circuito Nacional Cubano, con sus 12 emisoras nacionales siguió el Canal 12; el 23 de Febrero de 1960 le tocaba a Tele Mundo Canal 2 y el Canal 10 de Amadeo Barletta; el 25 de marzo llegaba su turno de intervención por parte del gobierno de los canales 4 y 7, que junto a los trabajadores del canal 2 se habían utilizado para exponer conflictos internos con los directivos de esas empresas para clausurarlas (AV).
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En los próximos meses siguieron las intervenciones de las empresas promotoras de publicidad Sabatés y Crusellas que representaban a grandes monopolios norteamericanos, asi como la Procter and Gamble y Colgate, Palmolive, Peet. Estas, junto con la Publicitaria Siboney, cuyos dueños salieron del país, mantenían los mayores porcentajes de anuncios comerciales en CMQ Radio y TV. Cuyos trabajadores recibian sus sueldos de los anuncios comerciales proveniente de las publicitarias intervenidas. Solo Crusellas mantenía el 60 por ciento del tiempo al aire de la CMQ.
Ya Goar Mestre, el propietario principal de la CMQ, estaba fuera del país, y en septiembre de 1960 quedan confiscadas la CMQ y sus empresas. En este giro, Mestre era propietario de los canales 6 y 7 de la TV, de las radioemisoras CMQ, Radio Reloj, Radio Universal y la CMBF Radio Musical.
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Poseía en verdad otras 20 empresas más, que iban desde un canal de TV en Argentina, la publicitaria Mestre Conill y fábricas productoras de chocolates, jugos y conservas de frutas, medicamentos, cosméticos y negocios dedicados a la venta de electrodomésticos y automóviles. Por no dejar de tener, era propietario de una fábrica de velas. En total tenía 23 firmas, valoradas en unos 15 millones de pesos equivalentes a dólares.
Era, dice Guillermo Jiménez en Los propietarios de Cuba; 1958, «uno de los empresarios más exitosos, con más iniciativa y capacidad de gestión».