Ya en una noticia de 1886 se comenta no solo de las carrozas finamente adornadas, sino también de las “reinas de belleza”, elegidas por primera vez a iniciativa de algunos vecinos, pero no es hasta 1909 que se produce la elección de su reina.
Ramona García de 26 años de edad, obrera en la fábrica de cigarros Susini, ubicada en la calle Carlos III, se convierte en la primera reina de los festejos carnavalescos de la capital cubana, en un suceso que ni ella misma imaginaba.
Una de las inolvidables fue Dinorah del Real, graduada de la Escuela Normal de Maestros, que alcanzó el titulo en 1955 y fue una de las más célebres presentadoras de la televisión cubana, escaño al cual escaló por su belleza y talento.
Ana Viñas fue dama del carnaval efectuado en 1958 y posteriormente modelo de la cerveza Hatuey y tras matricular en la escuela de actuación devino en una de las mejores actrices de teatro y cine en la mayor de las Antillas.
La actriz y directora Flora Lauten, fue la última “Miss Cuba” compitiendo en el concurso de Miami Beach en 1960 y este mismo año la vedette y bailarina Mayda Limonta se convierte en la primera dama negra de ese tipo de evento en la historia de Cuba.
La también actriz Daysi Granados, rostro del cine cubano, compitió en los certámenes y fue escogida como Dama en 1961, mientras el primer carnaval socialista se celebró en 1962 y Berta Yero, de la Asociación de Jóvenes Rebeldes alcanzó el lauro.
Entre 1963 y 1972 alcanzaron la corona en la provincia Nerina Romero León, Mabel Sánchez Domenech, María de los Angeles Vega, Cristina Díaz López, Elba Pérez Rodríguez, Georgette Álvarez Morantes y Celia de la Caridad Hernández.
La estudiante Mayda Tirado García, resulta electa en 1973 y al año siguiente con María Félix Castillo Lemus, una bella aeromoza de Cubana de Aviación, residente en Jaruco se cierra el ciclo de Estrellas y Lucero en la isla.
A partir de esa fecha dejaron de efectuarse en el país los concursos de bellezas, que ya había roto en 1959 con los eventos de base de Mis Universo, en una abrupta y desacertada decisión que privó al pueblo de una forma de entretenimiento.