Yo iría, sí—yo iría
A ese cuerpo gentil, pero ¿quién sabe
Si he de encontrar en él un alma fría?
¡Que ese fácil amor otro se lleve!
¡Amar a un cuerpo es sepultarse en nieve!
Lo abstracto es la verdad, y lo concreto
Es la traba del alma, y lo anchuroso
Es el movible punto de reposo
¡Para el corcel de la existencia inquieto!
El alma universal dos hijos tuvo;
Cada ser en mitad viene a la tierra:
¡Así es toda la vida del humano,
Buscar, siempre buscar, su ser amigo!
Hay frío: mi dolor. El sol despierta:
Un alma de mujer llama a mi puerta.
Espera, que ha caído
Una flor de tu pecho, Rosalía.
Marchita está la flor; ¿cómo habrá sido?
¡La pobre flor de envidia se moría!
¡Oh, la niña purísima y gallarda!
¡No ve que hasta la reja
Se agita, y se me queja,
Desesperada ya por la que tarda!
Hermosa tú, yo joven; pues la vida
¿Es algo más que el punto en que se olvida?
-José Martí